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Gilles Jourdan-Gassin<br />
DESCUBRIMIENTO<br />
Mayo 1992: es la vuelta a mis orígenes. Mi padre me había llamado<br />
un par de meses antes diciéndome que ya me habían<br />
aceptado en Argentina ¡Una salvación para mí! Podía cumplir<br />
mi servicio militar obligatorio trabajando en una empresa francesa<br />
internacional en un país extranjero, país que había podido<br />
descubrir dos años antes, brevemente pero con intensidad:<br />
nuevos amigos, aventuras, viajes, la final de la copa <strong>del</strong> mundo<br />
con Maradona. Redescubrir mi familia Argentina y Uruguaya...<br />
podía volver a vivir de manera extensa esta primera sensación<br />
de déjávu, de sentirme cómodo en un país que apenas<br />
conocía. Iba a tomar el camino inverso al de mi bisabuela uruguaya<br />
“Mina” que casi cien años antes partía a Francia para<br />
casarse con un francés y nunca volvió. Me gustó tanto este país<br />
que decidí realizar una parte de mi carrera acá. Me enamoré,<br />
me casé con Carina y tuvimos dos maravillosos hijos: Alexia e<br />
Iván .<br />
¿Quién hubiera dicho que diez años después de mi llegada a<br />
mi vida argentina, de vuelta en Europa con mi mujer y mis hijos,<br />
una junta de fríos médicos luxemburgueses me anunciarían<br />
que mi hijo Iván tenía un “trastorno generalizado <strong>del</strong> desarrollo<br />
sin especificar”? No entendí. Para ser sincero, era chino puro<br />
para mí. Estaba inmerso en problemas profesionales densos,<br />
con toda mi carrera en popa. Era probablemente un problema<br />
“resolvible” pensé. No entendí, no reaccioné de golpe, me costó<br />
caer o no quería hacerlo, estaba en otra esfera. Quería seguir<br />
Gilles Jourdan-Gassin - 37