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Miradas del alma 2

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y oscura. Por momentos todo era pura sonrisa, en otros su mirada<br />

se perdía, presente a veces, ausente otras, parecía de un<br />

mundo más allá. Algo no estaba nada pero nada bien y comenzaron<br />

los comentarios entre abuelas y tías, no sabíamos qué hacer<br />

pero a medida que pasaba el tiempo vimos más claramente<br />

que nuestro bebé no era estándar, sus tiempos para caminar,<br />

jugar, hablar, fueron “raros”, nada que ver con los que conocíamos.<br />

Aunque su pediatra insistiese en que todo sucedía dentro<br />

de los límites adecuados, algo no funcionaba.<br />

Felu empezó a concurrir al Jardín Pau Pau frente a su casa y<br />

una hermanita venía en camino: sus síntomas parecían ser los<br />

de un hermano celoso. Pero en el Jardincito no cumplía con las<br />

consignas y fue allí donde sonó la alarma: veinte meses, desconcierto,<br />

berrinches, llegada de Josefina, corridas... comienza<br />

lentamente un tratamiento-diagnóstico-tratamiento y todavía<br />

nada tenía nombre. El día que bautizaron a Josefina, el llanto,<br />

los gritos, la confusión era tan grande y desconcertante que casi<br />

nos olvidamos a la bautizada en la Iglesia. Felipe lloró y lloró<br />

desconsoladamente toda la tarde y ese día me enteré que se<br />

golpeaba la cabeza.<br />

En el verano de 2010 le pusieron el sello: el tan ambiguo, temido,<br />

nefasto “Trastorno General <strong>del</strong> Desarrollo no especificado”.<br />

Tardaron bastante, a nadie le gusta confirmarte que tu hijo tiene<br />

un TGD.<br />

En la familia cayó como una bomba de dolor, pero ese mismo<br />

día comenzó la carrera por la vida, la Maratón sin final, las<br />

Olimpíadas <strong>del</strong> Infinito.<br />

Personalmente, creía que mi familia estaba vacunada contra<br />

desgracias, ¡mi ego era increíble! No quiero hablar de mi dolor<br />

de abuela, ni quiero melodrama, al fin y al cabo no es lo más<br />

importante. Quiero nombrar el dolor infinito que vi en mi hijo<br />

Bebo y en Ine, su mujer, y su posterior transformación hasta<br />

física, su adaptación increíble, su incondicionalidad y compromiso.<br />

Aún continúan sin perder fuerza, intensidad o color,<br />

76 - Maggie Benvenuto

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