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El rota onismo el em lazamiento en materia e extran·ería
''
En definitiva, el
certificado de
empadronamiento por
omisión, no hizo más
que subsanar
acertadamente este
equivocado
criterio''
les impedía disponer de un
domicilio estable y fijo para
empadronarse. En definitiva
, no se tendría que haber
permitido que el empadronamiento
fuera el único
medio de prueba de la
estancia en nuestro país
antes del día 8 de agosto de
2004, sino que debería
haberse permitido reglamentariamente
otras pruebas
alternativas al empadronamiento,
que pudieran
adverarse en cualquier
registro público, y que gozaran
por tanto de igual o
incluso más garantía que el
empadronamiento, como
por ejemplo las cuentas
bancarias, los informes
médicos de hospitales públicos,
escrituras notariales ...
Esto provocó inicialmente
un resultado muy preocupante,
porque durante casi
toda dicha normalización
quedaron excluidos muchísimos
extranjeros que llevaban
en España mucho
antes del día 8 de agosto
de 2004, sin empadronarse.
Finalmente, se consiguió
subsanar tal extremo, cuando
quedaban tres semanas
para finalizar el periodo de
normalización -y por tanto
de un modo demasiado precipitado-
con la figura del
empadronamiento por omisión.
Súbita subsanación
que no hace más que evidenciar
lo expuesto anteriormente,
porque deberían
haberse aceptado otras
pruebas alternativas al
empadronamiento, para
acreditar dicha estancia en
nuestro país. En definitiva,
el certificado de empadronamiento
por omisión, no
hizo más que subsanar
acertadamente este equivocado
criterio unívoco adop-
... .,
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tado inicialmente en la normalización.
Pero fue una
solución tardía, ya que
desde el inicio de este
periodo debería haberse
recogido dicha figura, para
paliar el colapso que sufrió
la normalización en las tres
últimas semanas, o adoptarse
otros medios de pruebas
igualmente válidas al
empadronamiento.
Centrándonos en la figu ra
del empadronamiento por
omisión, su antecedente
legal fue la Resolución de 1
de abril de 1997 conjunta
con la Presidenta del
Instituto Nacional de
Estad ística y del Director
General de Cooperación
territorial, por la que se dictaron
instrucciones técnicas
a los Ayuntamientos sobre
la gestión y revisión del
padrón municipal. Su
Capítulo 11 se denominaba
"Gestión del padrón municipal",
en cuyo punto 2.c),
establecía en relación a la
"gestión de altas por omisión".
(Contínuará en el síguíente
número)