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istas almerienses
lador, impreso en la
Tipografía de Fernando
Estrella ("La Trastienda"),
que enfrenta sus artículos a
los publicados por Casto
Paradís, tambien recopilados,
en la imprenta de
Juan Bedmar. Este libro de
Santacruz frente a Paradís,
ti tu lado "Ciencia Antigua y
Ciencia Nueva", es prologado
por Plácido Langle Moya
que le dedica unas notas
biográficas muy ensalzatorias
que deberían añadirse
como adenda a sus imprescindibles
"Bocetos
Biográficos" en próximas
ediciones pues, de alguna
manera, los complementa.
Precisamente en 1901, a
los 30 años de edad, se
colegia como Abogado en
el Ilustre Colegio de
Almería el día 4 de septiembre,
con el Número
272, entre Luis Jiménez
Canga-Argüelles y
Francisco Martínez y
Vázquez, siendo Decano
Miguel García Blanes.
111 ABOGADO Y
PENSADOR
Sabemos que ejerció con
plenitud la profesión sin
que conste que participara
activamente en la vida colegial.
Tampoco sabemos
donde tenía el Bufete o si
trabajó con algún compañero.
Su domicilio en Almería
aparece situado en 19q2 en
la "Fonda de Vivas", calle
Real 27, por lo que deducimos
que permaneció soltero
, al menos durante sus
años de estancia en la capital
almeriense.
Sabemos de su carácter
algo misógino,del que ya
nos advierte Plácido
Langle en sus "Notas
Biográficas" (Aimería-
1902) cuando nos dice que
Santacruz solo pierde la
linea recta cuando se trata
de la belleza femenina, sin
apreciar mucho su inteligencia.
Prueba de su peculiar
visión de la mujer y su relación
con los hombres son
las siguientes frases extraidas
de su obra
"Relámpagos de pensamiento"
impresa en la
Tipografía de "El Cronista
de Málaga" en 1910:
"El hombre la codicia algunos
meses, la ama un año
tal vez, y la tolera como un
mal necesario, el resto de
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su vida".
"El matrimonio es un contrato
singular por el cual el
hombre se compromete a
no desear una mujer (la
suya), a cambio de seguir
codiciando las ajenas".
"Cando las mujeres se
encolerizan, si son bellas,
parecen feas, y si son feas,
parecen mucho mas. En
cambio, la mujer que suplica
y la que llora son siempre
interesantes, alguna
vez bellas, y cuando sus
lágrimas son arrancadas
por la compasión, sublimes".
"La mujer es fea cuando
intenta renunciar a su condición
de ser esencialmente
afectiva. Todo lo que en ella
es hijo y el cálculo resulta
antipático. La mujer es un
ser lógico cuando razona
con el sentimiento.
Cuando aparenta sentir lo
que solo razona, es un
monstruo".
No obstante, a su manera,
aprecia el feminismo pues
tambien encontramos un
comentario suyo a favor
del movimiento naciente
aquellos años cuando en la
misma obra dice:
"El feminismo que yo sus-