diccionario print - Historia de Tudela

Sobre la manera de hablar en la Ribera 32
cionario de la Real Academia de la Lengua. Creo que el estudio
del lenguaje medieval y su evolución, sería un trabajo apasionante
para filólogos y lingüistas. Es tan amplio el número de
documentos medievales que se conservan fechados en Tudela
y tan descriptivo el Fuero extenso tudelano, que la realización
de un diccionario histórico y dialectal, donde se sistematizase
el léxico de esta región sería interesantísimo.
No olvidemos que estas hablas locales, enclavadas en los
actuales dominios del castellano, aunque hayan tenido y tengan
gran número de vulgarismos, fueron estructuras lingüísticas
que no alcanzaron la categoría de lengua, pero que nacieron
con cierta independencia, aunque derivadas del latín, igual
que el gallego, portugués o catalán, sin llegar a imponerse, ni
crear una lengua con su literatura propia. Originariamente eran
romances que aún absorbidos por el propio castellano, mantuvieron
sus propias peculiaridades a lo largo de los siglos. En mi
opinión, el habla regional de esta zona, pertenece a una comunidad
de habla más amplia y si retrocediésemos en el tiempo,
llegaríamos a esos romances, descendientes del latín, que he
indicado, y que aparecen en la zona riojano-navarro-aragonesa
con sus características regionales y peculiaridades que encontramos
en las llamadas hablas locales.
La dominación musulmana de la Ribera del Ebro no modificó
el habla vulgar, ya que el árabe solo sería usado por las
clases dirigentes para administración, el culto y para asuntos
oficiales. Durante los cuatro siglos de dominación musulmana
(del VIII al XII), en esta región, las personas cultas hablarían
el árabe entre los dominadores musulmanes, el hebreo entre
los judíos y el latín entre los cristianos, pero el idioma vulgar
y común a todos, era sin duda el incipiente romance, descendiente
del latín, muy similar al que se hablaba en San
Millán de la Cogolla, en la Ribera estellesa o en la Ribera de
Aragón. No conocemos el número de pobladores en la Ribera
tudelana que pudiesen expresarse en una u otra lengua, pero,
insisto, parece lo más probable, que ese primitivo romance lo
conociesen todos y fuese la herramienta de entendimiento común
en el que se entendían. Tras la conquista por los cristianos
de esta región en el año 1119, se impondría más ese dialecto,
llámese navarro o navarro-aragonés, propio de quienes
tomaron y poblaron mayoritariamente la zona.
Insisto en la importancia de realizar un estudio lingüístico de
la Tudela medieval (siglos XII al XVI), ya que desde la toma de la
ciudad en 1119 en un periodo que se alargó durante siglos y con
una población próxima a los cinco mil habitantes, mayormente
en documentos oficiales y notariales, se usaban cinco lenguas, el
árabe en círculos musulmanes, hebreo los judíos, romance los
cristianos de la tierra, occitano o provenzal los francos, y latín los
legistas, clérigos y sacerdotes. Cada una era hablada por un sector
de población, pero todos se entendían en ese romance o dialecto
popular navarro que con el tiempo fue absorbido por el castellano.
Esta variedad lingüística nos ha legado palabras que no
son tipológicamente castellanas pero que se mantienen y se repiten
en el tiempo. Igualmente, en el léxico ribero, se emplean
palabras a veces originarias de un romance propio y otras que
no aparecen en el castellano pero sí en el habla aragonesa.
Hecha esta consideración, debo indicar algunas de las pautas
que he seguido para la elaboración de este léxico.
Entre las dificultades, la primera que he encontrado, ha sido
el de discernir entre muchas palabras que aparentan ser de
esta zona y aparecen con igual acepción en otros diccionarios
regionales, algunos de sitios lejanos. Como queda patente, he
procurado evitar expresiones como palabra específica de esta zona
o palabra típica de la Ribera, ya que los hallazgos en diccionarios
locales y regionales son sorprendentes. Sirva como ejemplo,
la palabra ajuntar en el sentido infantil de quererse, hacerse
amigos, que no aparece con este significado en el diccionario
español y la he hallado en diccionarios navarros, aragoneses
y riojanos (hasta aquí normal, si fuese procedente del dialecto
navarro o aragonés), pero también en diccionarios de Castilla
la Vieja, de León, de Andalucía, de la Mancha y de Extremadura.
Por otra parte, repasando todos estos diccionarios locales, algunas
palabras rurales aparecen con un uso casi general, siendo
incluidas en todos los vocabularios regionales, ya que no figuran
en el Diccionario de la Real Academia Española DRAE.
Reitero que el criterio de selección seguido para incluir las
palabras y expresiones en este léxico, ha sido en primer lugar
el que se hayan usado en la Ribera y después que no aparezcan
en el DRAE y si aparecen, que el significado que se le da en esta
región sea diferente al que indica el diccionario.
No considero, aunque en esto soy un tanto ecléctico e incluyo
algunas, aunque solo sea por dejar constancia de su uso aquí,
palabras mal dichas o con distinta ortografía, lo que podríamos
llamar degradadas de las palabras castellanas o simples vulgarismos
comunes a todas las regiones. No he dado cabida a variantes
como Amoto por Moto, Afoto por Foto, Arradio por Radio,
Izir por Decir, Goler por Oler, Agüelo por Abuelo, Yelo por
Hielo, Ahugar por Ahogar, Cambear por Cambiar, Divirtir por
Divertir, Estriñido por Estreñido, Inagurar por Inaugurar, Pogreso
por Progreso, Pograma por Programa, Intierro por Entierro,
etc. salvo que sean muy usuales en esta zona.
Hay que ser cautos con vulgarismos, porque muchos no se
han empleado, o han sido usados escasamente en el habla cotidiana;
solamente en bromas o para resaltar el habla pueblerina,
así encontramos palabras que no sabemos realmente si se
han usado como Parato por Aparato o Melitar por militar.
Tampoco he dado entrada a los diminutivos terminados en
Ico que si bien no son exclusivos de esta zona y se emplean en
todo Navarra 35 , se les considera uno de los rasgos característi-
35 El diccionario de la Real Academia de la Lengua indica que este sufijo en
ICO se emplea en Andalucía, Murcia, Aragón y Navarra, además de en algunos
países sudamericanos.