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Aprender y enseñar ciencias: del laboratorio al aula y viceversa

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30<br />

II No sé lo que quiero, pero lo quiero ya<br />

opinar sobre las prioridades científicas o el prestigio de los investigadores. Hubo, sí, cierto<br />

acuerdo en que los ciudadanos participan poco y nada en la toma de decisiones de orden<br />

público que impliquen temas científico-tecnológicos.<br />

Según Carmelo Polino, investigador que coordina este tipo de actividades, esto responde<br />

a una especie de “doble vínculo” en el que la divulgación científica no llega a cubrir los<br />

espacios de información pública sobre temas de CyT, partiendo de asumir una función<br />

que debiera ser propia <strong>del</strong> sistema educativo. 13 Es más, históricamente a la divulgación<br />

científica se le exige la función de educar <strong>al</strong> ciudadano, t<strong>al</strong> vez con el convencimiento<br />

de que, en el sistema educativo actu<strong>al</strong>, este mismo ciudadano no cuenta con elementos<br />

racion<strong>al</strong>es para juzgar la ciencia a partir de su escolaridad básica.<br />

A esta <strong>al</strong>tura está claro que la difusión de la ciencia en medios de comunicación masivos<br />

no debe ni puede reemplazar <strong>al</strong> rol rector y fundament<strong>al</strong> de la escuela en la enseñanza<br />

de las <strong>ciencias</strong>; sin embargo, se acepta con natur<strong>al</strong>idad que así funcionan las cosas. El<br />

concepto de fondo pareciera ser que si los estudiantes no aprenden <strong>ciencias</strong> en la escuela,<br />

por lo menos se informen sobre los a<strong>del</strong>antos científico-tecnológicos por los diarios,<br />

las revistas o la televisión.<br />

La divulgación científica se ampara así en preceptos pro-democráticos. Según Albert<br />

Jacquard:<br />

Al hacer aceptar por la mayoría de los adolescentes la certeza de que “no<br />

están hechos para comprender”, que no pertenecen a la pequeña cohorte<br />

de los pocos cerebros privilegiados, los únicos en tener acceso a la comprensión<br />

de la re<strong>al</strong>idad, <strong>al</strong> sugerir que tanto su interés person<strong>al</strong> como el<br />

interés colectivo necesitan que se resignen a obedecer ciegamente, se organiza<br />

una sociedad fundada sobre la sumisión de la multitud. 14<br />

La respuesta a este fenómeno elitista parece venir entonces <strong>del</strong> fomento a las actividades<br />

de divulgación científica, y no a la educación, que es la verdadera fuente de la des<strong>al</strong>fabetización<br />

en el área. El rol de la divulgación científica, en re<strong>al</strong>idad, es complementario<br />

<strong>del</strong> de la educación, y es imposible pensar en que la reemplace; en todo caso, se debería<br />

13 Ver, por ejemplo, Polino, C. “The wise and the ignorant, or a dangerous distinction for Latin American”. J. Sci.<br />

Communication, 3, N° 3, 2005.<br />

14 Jacquard, A. La ciencia para no científicos. México, Siglo XXI, 2005.

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