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práctica de conducción segura e incluyen actos tales como p. e. la conducción<br />
bajo los efectos del alcohol u otras drogas, las “carreras” con otros<br />
conductores, ignorar deliberadamente las señales de tráfico, etc.<br />
También se ha postulado un origen psicológico diferencial entre ambos<br />
tipos de conductas de riesgo. Así, los errores son el resultado de problemas o<br />
fallos en el procesamiento de información (a nivel de percepción, atención,<br />
interpretación de la información, toma de decisiones, ejecución motora, etc.);<br />
se pueden entender en relación con la función cognitiva del individuo. Por otro<br />
lado, las infracciones son el resultado de factores sociales, actitudinales,<br />
motivacionales y de personalidad; son un fenómeno social y hay que<br />
entenderlas dentro del contexto social u organizacional más amplio.<br />
En cuanto a los modos de prevención, los errores se deberían minimizar<br />
mediante el reentrenamiento o formación en habilidades, mejoras en el diseño<br />
ergonómico que faciliten la interacción hombre-máquina, etc., mientras que las<br />
infracciones se deberían minimizar a través de programas para el cambio de<br />
actitudes, normas y creencias, que mejoraran la cultura existente acerca de la<br />
seguridad.<br />
Por último, en cuanto a las consecuencias para la seguridad vial de cada<br />
uno de estos dos tipos de conducta de riesgo, según las investigaciones los<br />
errores presentan en general bajo riesgo o peligrosidad ya que no se han<br />
encontrado relaciones significativas entre los errores y la accidentalidad,<br />
mientras que las infracciones presentan en general alto riesgo o peligrosidad ya<br />
que se han encontrado relaciones muy significativas entre las infracciones y la<br />
accidentalidad.<br />
Los errores más característicos de los conductores noveles<br />
El conductor novel todavía está consolidando los procesos complejos de<br />
adquisición de habilidades y destrezas motoras y, sobre todo, perceptivoatencionales<br />
(para una exposición detallada de estos procesos de adquisición,<br />
véase p. e.: Tortosa, Soler y Montoro, 1989; Montoro, Soler y Tortosa, 1987;<br />
Pastor, 1997). El proceso de aprendizaje de la discriminación y la reacción<br />
selectiva ante la enorme variedad de estimulación que el conductor recibe<br />
todavía se está desarrollando, por lo que tiene que invertir más recursos<br />
cognitivos de los necesarios al atender, percibir y responder ante ciertos<br />
estímulos e informaciones irrelevantes, por la falta de conocimiento y<br />
experiencia con el sistema de tráfico. Esto lleva a que la fatiga por la ejecución<br />
de las tareas propias de la conducción aparezca relativamente pronto, debido al<br />
gran esfuerzo mental que el conductor debe llevar a cabo (Gregersen, 1994),<br />
de ahí que aumente la probabilidad de cometer fallos durante la realización de<br />
esta actividad.<br />
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