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VELOCIDAD Y CONDUCCIÓN<br />

La velocidad, de acuerdo con numerosos estudios, es uno de los factores<br />

más prevalentes asociados con los accidentes de tráfico. Sin embargo, el tema<br />

del exceso de velocidad como causa principal de los accidentes de tráfico es tan<br />

importante como peliagudo, ya que no es tanto el exceso de velocidad como<br />

una velocidad inadecuada, el responsable de los numerosos accidentes de<br />

tráfico en relación con este tema.<br />

En cualquier caso, la velocidad supone realmente un problema de<br />

seguridad vial, dado que el número de muertos por accidentes debidos una<br />

velocidad inadecuada asciende a un 50%, y los heridos graves a más del 60%.<br />

De ello, se deduce que la proporción de accidentes mortales cuando<br />

existe velocidad inadecuada es casi el doble, a la correspondiente cuando la<br />

velocidad es la adecuada a cada condición viaria particular.<br />

El problema de la velocidad es un tema tan importante como complejo.<br />

Sabemos que la pasión por la velocidad genera en muchos conductores<br />

sentimientos contradictorios (Barjonet, 1988), ya que ésta es percibida como<br />

factor de riesgo y a la vez se considera a la velocidad en general, como un valor<br />

social, fuertemente publicitado y defendido por muchos medios de<br />

comunicación. De hecho, según una investigación que estamos realizando<br />

(Montoro, 1997), la velocidad ha sido hasta hace muy poco en nuestro país el<br />

principal soporte, en casi el 90% de los anuncios publicitarios de coches y<br />

motos.<br />

Sin embargo, tanto desde los datos estadísticos oficiales de organismos<br />

con competencias en materia de tráfico y seguridad vial, como desde<br />

investigaciones de especialistas en el tema como Barjonet (1988; 1989; 1991),<br />

la velocidad inadecuada o excesiva se manifiesta como un claro factor de<br />

riesgo, ya que potencia todos los fallos humanos en la conducción.<br />

Los límites de velocidad tuvieron su origen en sucesivas etapas críticas<br />

en el suministro de combustible, que arrancaron en 1973. Estados Unidos, el<br />

país más afectado, fue también el más drástico, imponiendo un límite federal<br />

de 55 millas por hora. Sin pretenderlo, esa medida redujo considerablemente<br />

los accidentes y su gravedad (Rodríguez, 1996). La historia de la velocidad en<br />

España no es diferente a la del resto del mundo y, en la actualidad, se<br />

encuentra en los límites marcados por la mayoría de los países. Sin embargo, el<br />

debate sobre los mismos ha llegado a la calle. Se ha llegado a decir que los<br />

límites actuales de velocidad son un insulto al avance tecnológico alcanzado por<br />

nuestros vehículos y una verdadera afrenta al sentido común. Si las carreteras<br />

son sustancialmente mejores, lo mismo que los vehículos ¿por qué establecer<br />

límites de velocidad? ¿Por qué consideramos la velocidad un importante factor<br />

de riesgo? La respuesta parece clara: la velocidad elevada potencia el<br />

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