Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber
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________________________________<strong>Obispo</strong> <strong>Martín</strong>_________________________________<br />
8 También eso de María tan sumamente glorificada por mi iglesia, y toda la santa letanía,<br />
todo eso me parece un poco dudoso... Si hubiera algo de verdad en María, ya hace tiempo que<br />
habría venido a atenderme, pues desde mi defunción hasta ahora deben haber pasado ya unos<br />
cuantos millones de años terrenales según mi cálculo del tiempo. Pero no puedo descubrir el<br />
menor rastro ni de la madre de Dios, ni de su Hijo, ni tampoco de santo otro ninguno. ¡Menudos<br />
salvadores para gente en apuros, mejores no se podrían pedir!<br />
9 Si no tuviera una fe tan inquebrantable hace rato que ya no estaría en este rincón tan<br />
aburrido... ¡Es mi estúpida fe la que me ata aquí! ¡Pero no durante mucho! No pienso quedarme<br />
algunos millones de años más, acurrucado como un bandido, sin conseguir después de tanto<br />
tiempo ni más ni menos que antes. ¡Buen payaso sería! ¿Acaso no basta con que en la Tierra<br />
haya hecho el gracioso inútilmente? ¡Bien pronto acabaré con esta comedia tan aburrida!<br />
10 Por lo menos en el mundo la necedad me la pagaron bien, con lo que valía la pena hacer el<br />
gracioso. Pero como la experiencia tras millones de años me confirma que no hay nada cierto en<br />
este asunto me iré en seguida a deshacerme de toda esta estupidez».<br />
11 El ángel había transformado de tal manera su concepto del tiempo que unas pocas horas de<br />
estancia le parecían una eternidad. Estaba todavía inmóvil y miró un poco tímidamente<br />
alrededor de sí como para averiguar qué camino debiera tomar. Entonces, en dirección a<br />
poniente1 , vio un sitio donde le pareció que algo se movía. Esto le desconcertó visiblemente y,<br />
de nuevo, empezó a hablar consigo mismo:<br />
12 «¿Qué será lo que veo allí lejos por primera vez después de los millones de años tan<br />
extraordinariamente aburridos que llevo aquí? Me produce una gran angustia porque tengo la<br />
sensación que pudiera tratarse del comienzo de un juicio...<br />
13 No sé si me atrevo a ir allí, podría llevarme a mi perdición eterna... ¿Y si me llevara a mi<br />
salvación?<br />
14 ¡Voy a aventurarme! Pues a uno como yo que durante millones de años ha permanecido<br />
como petrificado en el mismo lugar ya no le importa lo que le pueda ocurrir después.<br />
15 Como los mineros cuando bajan a la mina, también yo digo: ¡Suerte! Y voy a tentarla...<br />
Algo peor que la muerte eterna no me puede caber en suerte; mejor venida sería por el contrario<br />
que una vida así ¡millones de años en el mismo lugar! ¡Ni una estrella fija lo aguantaría! ¡Una<br />
eterna inexistencia sería una inestimable ventaja comparada con mi existencia actual!<br />
16 Así que ¡adelante, a donde sea! Eso me importa un “¡...!”. Pues no, mientras me encuentre<br />
todavía en Tierra incógnita será más prudente no pronunciar algo que podría traer<br />
consecuencias. De modo que en tanto no sepa encima de qué asiento mis pies, ¡más vale la<br />
prudencia!<br />
17 Aquello se mueve más y más. Parece como si fuera un árbol pequeño agitado por el viento.<br />
Tan sólo espero que mis pies tan desacostumbrados no se nieguen a servirme. ¡Valor, pues!<br />
18 Si bien recuerdo me parece haber oído alguna vez que un espíritu no tiene sino pensarlo y<br />
ya se encuentra a dónde quiere ir. Pero ya veo que en eso de los espíritus hay gato encerrado.<br />
Tengo todo lo que tenía en la Tierra: pies y manos, cabeza, ojos, nariz y boca ¡y un estómago<br />
que desde hace tiempos guarda una auténtica abstinencia real! Si no abundara aquí el musgo con<br />
rocío, ¡ya habría quedado poca cosa de mí! A ver si allí encuentro también algo mejor para el<br />
estómago...<br />
19 ¡En el nombre de Dios, adelante pues!».<br />
3<br />
El obispo <strong>Martín</strong> en compañía de un aparente colega.<br />
Las buenas proposiciones del guía<br />
1 Entonces <strong>Martín</strong> puso sus pies en marcha y, con pasos muy cuidadosos, se dirigió hacia<br />
aquel obstáculo que estaba moviéndose más y más.<br />
1 Los cuatro puntos cardinales norte, este, sur y oeste sirven para la orientación sobre todo en los mundos físicos,<br />
mientras que en la esfera espiritual se aplican: medianoche, levante, mediodía y poniente.<br />
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