13.04.2013 Views

Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber

Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber

Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

________________________________<strong>Obispo</strong> <strong>Martín</strong>_________________________________<br />

extralimitarme con una u otra pero, por supuesto, no voy a levantar la mano en manera alguna,<br />

ni tampoco voy a servirme del libro y leer sus nombres, no sea que se espanten. Y si a él le da<br />

por salir de su escondite, ya verá cómo un obispo de la Tierra sabe argumentar si quiere.<br />

5 ¿Dónde andarán esos angelitos encantadores? Hasta ahora no veo ni el menor rastro de<br />

ellos. Noto una cosa en mí: me he vuelto más valiente y más audaz... ¡Que vengan ya! ¡Ya no<br />

encontrarán a un cobarde sino a un héroe sin par!<br />

6 ¿Pero qué pasa con los angelitos tan preciosos? Hace un buen rato que mi guía me<br />

abandonó y aún no veo ni un alma ni media. ¿Por qué? ¡A ver si mi guía me ha gastado otra<br />

broma, para toda la eternidad! Eso parece porque ya deben haber pasado algunas docenas de<br />

años desde que me dejó aquí.<br />

7 ¡Vaya una vida perra la de espíritu! Me siento como chucho en casa ajena. Aquí toda<br />

apariencia engaña. También la piedra en la que estoy sentado debe ser otra cosa totalmente<br />

distinta; incluso los angelitos tan preciosos. ¿Dónde andarán? Si hubiera algo real en ellos<br />

deberían estar ya aquí. Lo mismo debe ocurrir con mi guía porque si no, no podría disolverse en<br />

nada tan de repente.<br />

8 Esta vida parece la de los sueños. En ella también se sueñan muchas tonterías y cambios<br />

que después siempre resultan ser figuraciones formadas por la fantástica fuerza imaginativa del<br />

alma. De modo que también esta vida de aquí no será sino un sueño vano, quizás eterno. Sólo<br />

mis reflexiones parecen ser verdaderas. Supongo que ya llevo esperando aquí más de 200 años<br />

¡y aún no se ve ni rastro de las ovejas!<br />

9 Una cosa me extraña en este mundo de fantasías: el libro, mi ropa de campesino y la casa<br />

luterana siguen manteniendo su forma. Bien mirado, este asunto tiene su gracia... Algo hay en<br />

ello, ¿pero qué? ¡He aquí la cuestión!<br />

10 Quizás fue una imprudencia haberme negado desde el principio a hacer caso a su doctrina.<br />

Pero si es un guía experimentado, ¿por qué no me previno desde el principio en vez de<br />

escaparse? ¿No me había dicho que si volvía a fracasar, esta vez tendría realmente que pagarlo<br />

durante cientos de años terrenales? En pensamiento y voluntad por supuesto ya pequé; pero no<br />

en los hechos, porque los angelitos ni siquiera se han presentado.<br />

11 Puede que precisamente no se hayan presentado por mis pensamientos. Pero ¿cómo podría<br />

quitármelos de encima? ¡Vaya si he metido la pata! Ahora me tocará esperar hasta que estos<br />

estúpidos pensamientos se hayan sosegado, y, con ellos, la voluntad...<br />

12 Una cosa tengo clara: si se trata de una prueba referente a mi mayor debilidad, ¡entonces<br />

asunto fatal! Porque durante mi vida en la Tierra, aunque con mucho disimulo, fui una bestia en<br />

este sentido. ¡Cómo me animé con chicas guapas y monjas jóvenes! ¡Aquellos eran tiempos<br />

felices! Pero ahora, ¡olvídate!<br />

13 En el confesionario siempre fui duro con los penitentes, pero muy blando conmigo mismo.<br />

Esto, por desgracia, no era justo. Pero ¿quién, aparte de Dios, tiene fuerza para resistir a la<br />

naturaleza?<br />

14 Si por lo menos este estúpido celibato no hubiera existido y un obispo hubiera podido ser<br />

marido de una mujer decente, lo que Pablo, según yo sé, recomendó explícitamente, entonces la<br />

lucha contra la débil carne habría sido menos penosa. Pero así, a un obispo le toca vivir como a<br />

Adán antes de la bendición del árbol de la ciencia del bien y del mal, en una especie de paraíso<br />

junto a la seductora Eva, sin jamás poder probar la manzana ofrecida.<br />

15 ¡Menuda canallada! Pero en fin, así es; ¿quién podría cambiarlo? Unicamente el Creador,<br />

si así lo quiere. Sin Él el hombre, especialmente los de mi clase, seguirá siendo siempre una<br />

bestia de categoría.<br />

16 Señor, ¡ten piedad de mí! ¡Ya veo que si Tú no intervienes progresaré poco! Pues yo soy<br />

una bestia y mi guía un testarudo, ¿tal vez el mismo espíritu de Lutero? Eso no tendrá<br />

solución... A ver si por lo menos la paciencia no me abandona: ¡otra vez mil años en el mismo<br />

lugar!».<br />

17 Finalmente se calló y continuó esperando las ovejas.<br />

- 25 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!