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Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber

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________________________________<strong>Obispo</strong> <strong>Martín</strong>_________________________________<br />

3 Una vez que te hayas vuelto perfecto, lo que depende únicamente de tu propia voluntad,<br />

¡toda la materia resultará superflua! Como toda ella no es sino tu testarudez prisionera en el<br />

juicio, después de tu vuelta será disuelta en seguida y la esencia espiritual cautiva en ella por tu<br />

tozudez será purificada, según la Voluntad del Señor.<br />

4 Por supuesto que nuestra existencia espiritual, la nueva Tierra y el nuevo Cielo, ya no<br />

tienen que ver nada contigo, pues encuentran sus polaridades que son el amor y la sabiduría, o<br />

lo bueno y lo verdadero, únicamente en el Señor.<br />

5 Con toda razón llamaste nuestra atención sobre la situación en la Tierra que anda de mal en<br />

peor. Pero me atrevo a afirmar que si vuelves, aparecerán en el mismo instante en su divina<br />

pureza y perfección original no sólo la Tierra sino también toda la creación. Toda clase de<br />

maldad desaparecerá y todo lo que todavía hubiera debido atravesar el penoso camino de la<br />

carne y la materia, quedaría purificado instantáneamente con tu vuelta.<br />

6 Pues todo el camino de la carne no es otra cosa sino una complicada separación de ti y una<br />

penosa liberación de la cautividad de tu juicio. En el momento en que acabase tu juicio, ¿para<br />

qué serviría aún la materia y para qué el penoso camino de la carne?<br />

7 Diría que también yo he hablado la plena verdad, y eso de todo corazón y con las mejores<br />

intenciones. Actúa así y verás como todo resultará diferentemente de como lo imaginas».<br />

195<br />

Satanás revela a <strong>Martín</strong> las inclinaciones soberbias de este<br />

1 «Amigo, lo mejor de tu forma de explicarte es que presentas ante mí tu gran estrechez de<br />

miras, con palabras muy cultas. ¡Pero tu entendimiento de estos asuntos y relaciones está<br />

atrasado una eternidad entera!<br />

2 Tus palabras me confirman que no has entendido absolutamente nada de todo lo que acabo<br />

de explicarte. Por eso sería vano procurar iniciarte en las relaciones algo más profundas entre<br />

Dios y yo, pues las percibirías aún menos que antes.<br />

3 Por lo tanto propongo que dejemos que uno y otro pueda continuar sus necesarias<br />

actividades. Pues con nuestras exposiciones mutuas no entendidas no alcanzaremos nada,<br />

eternamente. Comprendo lo que quieres pero tú no me entiendes, pues tampoco puedes penetrar<br />

todas esas relaciones... De modo que todo este intercambio de palabras contigo es un esfuerzo<br />

vano.<br />

4 Pero como te comportas con mucha educación te diré algo que será muy útil para ti. Como<br />

todos los de tu mundo, también tú ves en mí la base de toda maldad, maldad que según vosotros<br />

origina en mí una soberbia sin par... Todavía toleraría esta expresión si la dignidad personal, que<br />

es la conciencia de la propia existencia, la autodeterminación de las propias fuerzas y una<br />

actividad consecuente muy necesaria, mereciera este nombre ultrajante. Pero ¿ cuál sería<br />

entonces tu caso, amigo <strong>Martín</strong>, pues es evidente que tu único móvil para convencerme de que<br />

vuelva es que buscas para ti el mayor elogio de todos los Cielos, por boca del Señor...<br />

5 Tu lengua te ha procurado una gran victoria entre los habitantes de este mundo, por lo que<br />

el Señor te elogió grandemente. Él te ha distinguido ante todos tus hermanos de igual o mayor<br />

mérito. Y parece que ahora quieres cubrirte con la mayor gloria de los Cielos, con una victoria<br />

sobre mí. Te gustaría oír que pronto dijeran de ti: “Ved, ¡lo que millares de los espíritus más<br />

poderosos e incluso Dios mismo no han conseguido hasta ahora, el débil <strong>Martín</strong> lo consiguió!”.<br />

6 ¿Qué te parece, <strong>Martín</strong>? ¿No es esta inclinación la mayor soberbia, aunque algo disimulada,<br />

una soberbia ante la que la mía, es comparativamente insignificante ? ¡Acaba con ella desde el<br />

fondo de tu interior! Después, tal vez, podremos continuar nuestra conversación... Sabe que yo<br />

soy luz, si me presentara ante ti en mi verdadera naturaleza. Por lo tanto tendrás que volverte<br />

absolutamente puro para que podamos tener después una conversación fructífera. Por eso ¡ve a<br />

purificarte de toda clase de inmundicias y a continuación vuelve y habla conmigo, la luz<br />

primaria de la eternidad!».<br />

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