Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber
Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber
Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
________________________________<strong>Obispo</strong> <strong>Martín</strong>_________________________________<br />
estás penetrado por la Sabiduría divina, con lo que espero que me digas qué tengo que hacer<br />
para por lo menos poder evitar el infierno.<br />
14 Te aseguro que perdono de todo corazón a mi antiguo guía. Le tuve rencor porque hasta<br />
ahora no me ha quedado claro qué planes tenía conmigo. Aunque me hizo algunas alusiones<br />
vagas, el que me abandonase durante tanto tiempo tenía que irritarme al fin... Pero todo eso ya<br />
pasó y si viniera aquí ahora, por ti le abrazaría y le besaría instantáneamente como un padre al<br />
hijo al que no ha visto durante mucho tiempo».<br />
15<br />
El sermón de penitencia del navegante divino dirigido al obispo <strong>Martín</strong><br />
1 Entonces Yo, como timonel, tomé la palabra: «Ahora escúchame y recuerda siempre lo que<br />
te voy a decir:<br />
2 Sé muy bien de qué índole es el mundo, pues conozco cómo fue en todo tiempo. Si el<br />
mundo no fuera malo, ¡no habría crucificado al Señor de toda magnificencia! Si su<br />
malevolencia hizo esto con la Madera gloriosa, ¡cuánto menos respetará la leña menuda! Por<br />
eso al mundo se aplica siempre lo que por la boca del Señor dice el evangelio:<br />
3 “En estos días, es decir en el tiempo del mundo, el Reino de los Cielos requiere fuerza; sólo<br />
lo poseerán quienes lo arrebaten para sí”. Cierto, amigo mío, que nunca aplicaste una fuerza<br />
moral semejante al Reino del Cielo. Por eso no es muy justo que acuses así al mundo; pues,<br />
según mi conocimiento sumamente claro, siempre atribuiste en todo más importancia al mundo<br />
que al espíritu ... Sé muy bien que en este punto fuiste un adversario pronunciado de toda<br />
instrucción espiritual y adversario de los protestantes a los que perseguiste con gran odio por su<br />
aparente herejía.<br />
4 Jamás reflexionaste sobre “si el mundo quiere ser engañado...”, sino que ya desde el<br />
principio siempre dijiste sin apelación: “El mundo tiene que ser engañado...”, y eso sin<br />
excepciones. Pero Yo te digo que en ninguna parte el mundo es peor que precisamente en tu<br />
esfera y en la de tus semejantes. En todos los tiempos fuisteis los enemigos más pronunciados<br />
de la luz y hubo épocas en que a cualquiera que pensara un pelo más claro que vosotros le<br />
erigisteis una hoguera.<br />
5 No fueron los regentes del mundo quienes procuraban introducir tinieblas en sus pueblos<br />
sino vosotros, que excomulgabais a los regentes si osaban pensar con algo más de claridad que a<br />
lo que a vuestro despotismo oscuro le agradaba. De modo que si por alguna parte hay regentes<br />
de naturaleza oscura son producto vuestro; nunca jamás fuisteis vosotros producto suyo sino<br />
siempre vuestro propio producto.<br />
6 En ciertos países donde no tienen ni la menor noción de la luz es más difícil introducir la<br />
pura Luz de Dios. Lo sé. Y ¿quién tiene la culpa? ¡Únicamente vosotros mismos!<br />
7 ¿Quién os mandó nunca erigir templos y altares propios de paganos? ¿Quién os ordenó<br />
celebrar vuestros pretendidos oficios divinos en lengua latina? ¿Quién inventó la remisión de los<br />
pecados por dinero? ¿Quién ha quemado Escrituras divinas reemplazándolas por leyendas<br />
absurdas de pretendidos santos; quién las reliquias y millones de estatuas y cuadros santos? Ni<br />
un emperador ni un conde, ¡sino únicamente vosotros! En todos los tiempos fuisteis vosotros los<br />
maestros de obra de las más profundas tinieblas, para obtener en ellas todo lo que pudiera ser<br />
útil a vuestro cetro.<br />
8 En general los regentes tienen buena fe y son adeptos de vuestra doctrina. Pero ahora dime,<br />
¿qué fe tenías tú, aun estando muy iniciado en las Escrituras? ¿A quién serviste? ¿Cuánto<br />
rezaste, sin ser pagado por ello?<br />
9 Siendo así, ¿como puedes esperar que Dios te tenga alguna consideración, si el mundo no te<br />
corrompió sino tú al mundo?<br />
10 En lo que se refiere al martirio que nombraste te digo que más fácilmente habrían podido<br />
crucificarte mil veces por la noche de tu amor al despotismo que una sola vez por amor a la pura<br />
Luz divina; así que por parte de los regentes poco peligro te habría amenazado si hubieras<br />
divulgado la Luz. ¡Demasiado bien sé cómo te opusiste a los regentes cuando querían negarse a<br />
tus exigencias que menospreciaban todos los derechos humanos!<br />
- 33 -