Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber
Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber
Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
________________________________<strong>Jakob</strong> <strong>Lorber</strong>_________________________________<br />
que para él sería un triunfo sobre nosotros; su mala polaridad nos atraería y después nos costaría<br />
un gran esfuerzo librarnos de él.<br />
5 Es evidente que te ha tratado con gran humanidad y que te ha hecho promesas<br />
significativas. Pero no creas que te las hizo para recompensar tu prudencia ante él sino sólo para<br />
que caigas tanto más fácilmente en su lazo, pues todavía eres un novato sin experiencia en este<br />
reino.<br />
6 ¿Te das cuenta? Como descubrí sus intenciones e hice que fracasaran, ahora está rabiando<br />
secretamente y nos reduciría a polvo si pudiera competir con nuestro poder. Pero como sabe que<br />
no puede no le queda sino rabiar...<br />
7 Pero si ni siquiera así no le hacemos caso, pronto volverá a mostrarnos otra cara».<br />
8 En este momento Satanás pisó el suelo con tanta violencia que este se estremeció por todas<br />
partes, y levantó la voz ante Juan: «Tú, miserable, ¿acaso aún no te has saciado bastante en mi<br />
miseria? Si según tú no soy nada ni tengo valor alguno en la gran creación, ¡atrévete a<br />
aniquilarme con el poder que tienes sobre mí! ¡Pero cuida que con mi aniquilación no<br />
desaparezcas tú también!<br />
9 Muy bien veo lo mucho que estás interesado en mi conservación, a causa de los tuyos, lo<br />
que te convierte en un cobarde. ¿Ves que miedo más horrendo tienes de mí?, pues sé que mi<br />
trabajo no te agrada como el de los dulces Cielos. ¡Estás temiendo mi triunfo sobre ti y a los<br />
demás les dices que no me deben tener miedo!<br />
10 ¡Vaya necio! ¿Qué clase de miedo es más indigno, tu miedo vano de mí o él miedo a mi<br />
triunfo sobre ti? ¿Acaso no te das cuenta que este miedo tuyo ya es mi mayor triunfo sobre ti?<br />
¡Habla!, ¿no es así?».<br />
11 «¡Estás equivocado a más no poder! Porque una cosa es temer que por tu astucia uno pueda<br />
volverse parecido a ti, y otra totalmente distinta un miedo insensato a tu ser particular. El primer<br />
caso podría resultar fatal para un espíritu puro. El segundo, tener miedo a tu ser particular, es<br />
imposible para un espíritu fuerte de Dios. Y los espíritus menos fuertes no pueden sufrir daño<br />
porque siempre están acompañados por ángeles de la guarda muy poderosos.<br />
12 Por eso fue por lo que ante todo advertí a <strong>Martín</strong> que no hiciera concesiones a tu voluntad,<br />
lo que para ti evidentemente resultaría un triunfo que podría tener malas consecuencias hasta<br />
para mí... Pero por supuesto, ni mucho menos por miedo a ti, que careces de poder alguno sobre<br />
nosotros a no ser el de la mentira y la seducción.<br />
13 ¡Vaya insensatez imaginarte que yo pueda tener miedo de que con tu aniquilación también<br />
me aniquilaría a mí mismo!... ¡Menuda equivocación tuya, Satanás! Mi subsistencia, al igual<br />
que la de todos nosotros, depende tan poco de ti como la del mismo Señor, pues ahora todos<br />
vivimos para siempre en el Señor, y el Señor, a través de su Amor paternal, dentro de nosotros.<br />
14 De ello, eterno mentiroso, puedes deducir que muy fácilmente conseguiría aniquilarte por<br />
completo sin que ni uno solo de nosotros sufriera el menor daño. ¿Quieres saber por qué no lo<br />
hago? No por amor para conmigo ni tampoco por miedo a ti, sino únicamente por el ilimitado<br />
Amor y la gran paciencia del Señor que residen en mi corazón.<br />
15 Te digo que si dependiera sólo de mí, entonces ya hace tiempo que todo el infinito estaría<br />
libre de ti, porque yo, Juan, ya habría acabado contigo en tiempos lejanos... Supongo que mis<br />
palabras muy francas te han quedado bien claras».<br />
16 «¡Cómo no!», lamentó Satanás. «¡Pero por desgracia, siempre y cada vez, tengo de nuevo<br />
la experiencia inaudita de que precisamente vosotros, pretendidos puros espíritus celestiales,<br />
tenéis los más impuros e indignos conceptos de Dios!».<br />
17 «¿Por qué? ¡Habla! Eso me huele a un nuevo truco falaz que hasta ahora aún no has<br />
sacado, ¡queremos oírlo!».<br />
18 «¡Así que preguntas el por qué! Parece que suena raro y nuevo a tus oídos celestiales y<br />
puros. Espera un poco y se te encenderá una luz que te dejará admirado para siempre. Si la<br />
quieres ten la bondad de contestar las preguntas que ahora mismo te plantearé.<br />
19 Además te hago la promesa sagrada de que si puedes inculparme de una sola mentira, me<br />
someteré para siempre voluntariamente a todo lo que me exijas. Pero si eres incapaz de ello,<br />
seguiré siendo como soy, en tanto tú y todo tu séquito, podéis marchaos enteramente ilesos a tu<br />
patria celestial. ¡Allí fórmate un concepto más digno y puro de Dios!».<br />
- 272 -