Jakob Lorber - Obispo Martín - Ciencia y Espiritualidad - Jakob Lorber
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________________________________<strong>Obispo</strong> <strong>Martín</strong>_________________________________<br />
11 Por lo tanto, en vuestro amor hacia mí, seguid al ejemplo de estas tres y el proceso de<br />
vuestra transformación será idéntico. En verdad os digo: quien me ama de tal manera que por<br />
amor hacia mí lo abandona todo, será transformado de la misma manera que estas tres».<br />
12 <strong>Martín</strong> observó: «Señor, supongo que sería bueno que lo mismo pudiera realizarse también<br />
en nuestra pequeña Tierra. ¿Pero será que la sustancia de los cuerpos de mis hermanos de allí es<br />
demasiado tosca para semejante transformación?».......<br />
13 «La Tierra no es lo que es el Sol ni el Sol es lo que es la Tierra. Pero tanto en el Cielo<br />
como en el Sol y como en la Tierra, Yo soy igual y por consiguiente también mi Amor, su<br />
fuerza y su efecto.<br />
14 También en la Tierra hay muchos ejemplos de tal transformación, en los tiempos antiguos<br />
y últimamente. Pero al efecto necesariamente tiene que preceder su causa. Cuando no hay<br />
suficiente calor la cera no puede derretirse y menos todavía la roca. ¿Lo comprendes?».<br />
15 «Sí, Señor, lo comprendo perfectamente porque yo mismo fui parecida cera o roca, con<br />
demasiado poco calor dentro de mí ni siquiera para ablandar la cera y menos todavía para que se<br />
derritiera el duro mineral de mi materia... Supongo que habrá no pocos hermanos en la Tierra<br />
cuya materia no será rocosa sino diamantina; estos, por supuesto, difícilmente podrán ser<br />
transformados como las tres hijas del Cielo...».<br />
16 «Discutir eso ya no es asunto de nuestra actividad aquí. En fin, sabes muy bien que para mí<br />
mucho es posible. ¡Te digo que también en las tumbas suceden milagros que no pueden ser<br />
vistos u observados con los ojos físicos de los hombres de la Tierra!<br />
17 Pero ahora basta ya de eso porque nos espera otra tarea. Os digo que nuestro enemigo ya<br />
nos viene con otra andanada. ¡Preparaos, pues!».<br />
189<br />
Propuesta mundana de <strong>Martín</strong> para hacer inofensivo a Satanás.<br />
Alusiones del Señor sobre la tolerancia a las malas obras de Satanás.<br />
El Señor concede poderes a <strong>Martín</strong> para que pueda conjurar a Satanás<br />
1 «¡Siempre y otra vez este malvado perturbando el orden! Señor, si tan sólo tuviera un<br />
chispa de tu Omnipotencia le ataría a algún astro donde pudiera morirse de asco durante todas<br />
las eternidades. Porque si al malo no se le para de una vez para siempre entonces, eternamente,<br />
no habrá mejora en los pobre mundos.<br />
2 Me imagino, Señor, que tu creación ya existe desde hace unos millares de años terrenales e<br />
incluso solares...<br />
3 Durante todos estos inimaginables espacios de tiempo, y antes, Satanás ha existido y era<br />
igual de malo que ahora. Todas las infinitas pruebas que ha tenido que pasar y los severos<br />
castigos que le han tocado no le han mejorado ni un palmo. Y las eternidades siguientes<br />
tampoco podrán con él más que las pasadas.<br />
4 ¡Por eso diría yo que, considerando tales circunstancias, habría que sujetarle en cualquier<br />
astro totalmente deshabitado para que todo el resto de la creación pueda vivir en paz, de una vez<br />
para siempre!<br />
5 Porque si Tú, Señor, continuamente le concedes una cierta libertad, aunque sea muy<br />
limitada, nunca habrá una mejora en todo el infinito y siempre seguiremos teniendo grandes<br />
problemas con él.<br />
6 Tú, Señor, por supuesto ves las relaciones mucho mejor que uno de nosotros, con lo que<br />
sabes mejor que nadie por qué tratas a Satanás con tanta indulgencia y paciencia. Yo por lo<br />
menos entiendo este asunto tal como te lo he dicho. Tú, seguramente, actuarás de acuerdo con tu<br />
eterno Amor y tu Sabiduría, pero como ya te he manifestado, yo trataría con él a mi manera...».<br />
7 «Mi querido hijo <strong>Martín</strong>, hablas lo que tu sabiduría te enseña, y otro hablaría de otra<br />
manera. Pero quien mirase en las profundidades de mi sabiduría, hablaría como Yo.<br />
8 Dime, ¿qué importa si este ser estropea algo, puesto que nosotros podemos arreglarlo? ¿No<br />
has pasado tú mismo por su escuela en la Tierra, quedando muy dañado? Y ya ves, ¡aquí estás<br />
rehecho para siempre!<br />
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