REVISTA NACIONAL - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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356 <strong>REVISTA</strong> <strong>NACIONAL</strong><br />
sos sobrenaturales en las escalas ascendentes de los acontecimientos<br />
naturales?<br />
Vednos aquí a los hombres. Estamos a punto de evadirnos de<br />
la tierra en aparatos que enlazan miles de inventos que ayer apeo<br />
nas se juzgaron como propósitos imposibles de cumplir. ¿Acaso pre.<br />
tenden sus ingenieros burlar ley alguna de las que rigen el orbe?<br />
Imposible. Las leyes son universales; y no se mueve una brizna en<br />
el infinito sin que incida sobre ella la voluntad de Dios. Simplemente<br />
nos levantamos de una fuerza, la de atracción de nuestro mundo,<br />
por ejemplo, con otra de orden superior: la energía <strong>del</strong> átomo. Las<br />
fuerzas en el espacio se suman algebraicamente. Comprended así la<br />
naturalidad <strong>del</strong> milagro que va a cumplil'se con todas sus posibilidades<br />
giganteas, en cuanto coordinemos mente y corazón, aptitud y<br />
conducta. Cuando el arquetipo de Jesús, sahiduría y amor unidos,<br />
deje de ser una imagen para volverse la realidad lograda en el ho.<br />
rizonte de nuestros pasos seguros, el Homocosmos será un hecho.<br />
Ningún otro símbolo puede alcanzar a Jesús en el camino de<br />
nuestra perfección. Es a la vez el hijo de Dios y <strong>del</strong> hombre. Ser<br />
hijo <strong>del</strong> hombre significa serlo de la humanidad, conjunción de lo<br />
divino y lo humano. Hoy ha palidecido esa figura sublime y no podemos<br />
sentir con la intensidad de antaño sus llamadas al cumplimiento<br />
de la ley <strong>del</strong> amor, sin la cual se provoca la desarmonía <strong>del</strong><br />
espíritu, millones de veces más grave que la desintegración de la<br />
materia. Lástima que cuando se escuchó esa voz no se habían ob·<br />
tenido estos medios de alcanzar las alturas que señalaba su índice,<br />
no sólo con las almas, sino además con los cuerpos. Pero está por<br />
llegar esa hora.<br />
Todos los grandes conductores de pueblos hicieron, por la uni.<br />
dad y virtud de sus integrantes en un momento cenital de sus destinos,<br />
un adarme apenas de lo que podrá ser la humanidad integrada,<br />
avanzando unida y obediente. En tales aproximaciones al ideal<br />
de Jesucristo, desde Confucio y Sócrates al Galldhi, la mirada <strong>del</strong><br />
corazón se deslumbra ante la teoría viajera de muchas figuras históricas<br />
de la más viva sugestión, que provocaron y a veces consi.<br />
guieron, hermanar a las sociedades con el influjo de una voluntad<br />
al tiempo dulce como la miel de lo humilde e indoblegable como<br />
el relámpago que desgarra las tinieblas. ¿Y quién duda que hicie.<br />
ron milagros?<br />
A.i\IOR ES VERDAD<br />
Sólo hay familia cuando se unen seres profundamente morales.<br />
Es el amor el que levanta la casa en medio de la tierra que fecun.<br />
dará el sacrificio. El amor es el alimento esencial <strong>del</strong> alma de los<br />
vástagos. La familia bien constituída es la síntesis de la sociedad