REVISTA NACIONAL - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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<strong>REVISTA</strong> <strong>NACIONAL</strong><br />
y desconcertante artista produjese ohras de maxImo valor pero de<br />
sustancia tan efímera que pasma el contraste entre la calidad <strong>del</strong><br />
mérito y la fragilidad de su destino. El mundo se despliega al modo<br />
de una exposición fantástica de formas y calidades magníficas, que<br />
va destruyendo sin pausa el mismo plástico que las renueva infatigahlemente.<br />
Esa angustia de fugacidad es menos sensible a medida que nuestra<br />
ohservación se remonta de la unidad a la cantidad, hasta el punto<br />
de desaparecer en la especie, la que se dijera inmutable e inmortal.<br />
Todas las doctrinas desesperadas en filosofía y arte tienen<br />
su razón de ser en un individualismo exagerado, imaginando intensa<br />
y locamente que el existir de la persona otorga validez al postulado<br />
de Protágoras, y correspondiese a cada una la medida <strong>del</strong><br />
universo. Dijimos que esta clase de agonía procede <strong>del</strong> complejo<br />
consecuente de la posición inestahle <strong>del</strong> que atrihuye al yo lo que<br />
pertenece al nosotros. Toda enfermedad, sea física o psíquica, es el<br />
efecto de la contrariedad de una ley, de una verdad. La salud y la<br />
dicha son el resultado de comprender, aceptar y cumplir los principios<br />
de la vida. Nuestra preocupación esencial no dehe ser la de<br />
sobrevivir, sino vivir que es algo, mucho más que durar. Lo trascendente<br />
es el contenido de la vida, que es inmortal, y no el continente,<br />
en el que solemos cifrar nuestra dicha efímera y engañosa.<br />
Este grave prohlema es de vivencia, pero tamhién de educación.<br />
Si cultivamos adecuadamente a los homhres desde la edad más temprana<br />
y en un medio propicio, suhlimaremos su temor animal de<br />
la muerte. Es tan dúctil la plastilina humana, que podemos hacer<br />
puehlos de estoicos o timoratos, de apóstoles o egocéntricos. El concepto<br />
trágico y agónico de la vida es un error que proviene <strong>del</strong> tipo<br />
de civilización que padecemos, fundada en el egoísmo sohre el amor<br />
y la incredulidad sohre la fe. El vacío es hasta inconcehihle. Cuando<br />
el cuerpo <strong>del</strong> homhre no es el templo de Dios, ese lugar lo ocupan<br />
los fantasmas. La superhistoria no podrá tener comienzo hasta que<br />
lo humano no sea el ideal de cada homhre.<br />
No es que la vida sea triste; eres tt1 el que está triste. No es<br />
que todo sea insulso; eres tú el que está envejeciendo. Mientras haya<br />
homhres replegados sohre sí, royendo sus entrañas psíquicas y por<br />
lo mismo más trágicos que el pensador de Rodin, mirando sin redención<br />
hacia sus propias imágenes, vez a vez más turhias y reflejadas<br />
en el limo <strong>del</strong> pozo que va a tragarlos, nada útil y nohle será<br />
posihle ohtener de ellos. Sin emhargo su miseria es ficticia y su culpa,<br />
desconocer la relación necesaria entre la creatura y el Sol de<br />
soles, tan efectiva que nos hasta ahrir las almas a sus rayos henéficos<br />
para que desaparezcan nuestras clorosis morales. El horror que<br />
emana de algnnas ideas es un signo de su falsedad. Todo lo que es<br />
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