REVISTA NACIONAL - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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<strong>REVISTA</strong> <strong>NACIONAL</strong> 369<br />
simultáneamente, inteligir el yo no soy, <strong>del</strong> que emana el tú e,res.<br />
El yo trae, 'no a priori, sino implícita, la noción <strong>del</strong> tú. De este modo,<br />
cuando sea el Geoyó, su conciencia integrada lo conducirá ipso<br />
facto a la. existencia <strong>del</strong> Planetú.<br />
Las grandes aventuras intrépidas son la mejor sustancia de la<br />
historia. Necesitan fe activa, voluntad heroica, entusiasmo creador.<br />
Nada debe el progreso a quienes perduraron en su sitio. Con el alma<br />
y el cuerpo hay que alentar en actitud de partir. Si aceptamos, con<br />
Nervo, que las cosas parecen imposibles ha!5ta el día en que se<br />
realizan, también creemos, con Alberdi, que el espíritu <strong>del</strong> homhre<br />
está cien años <strong>del</strong>ante de sus pasos. Y aun con Malesherbes, que<br />
haríamos muchas grandes cosas más si las creyésemos menos imposibles.<br />
DE LA VIDA EN EL COSMOS<br />
¿Verdad que sorprende que hayamos querido circunscribir la<br />
vida en exclusividad a la Tierra. «Yo soy la vida», dijo Dios, que<br />
está en el todo. ¿No es lógico sostener que nuestrO mundo es una<br />
célula más en los tejidos galáxicos de un universo totalmente vivo?<br />
A nuestro ver y desde el punto de vista cósmico, no dehe aislársele,<br />
ni siquiera como característica de la materia orgánica, sino<br />
que sería juicioso ver a ésta como resultante de la vida. Es ella la<br />
que organiza la materia con su aliento creador. Sostiene Bergson<br />
que la vida es espíritu animando las cosas. Toda la materia debe<br />
"ibrar en trance de espiritualización, en grados que van de lo inorgánico<br />
a lo orgánico, para la relativa sensibilidad de nuestras apreciaciones.<br />
Mientras que la vida se multiplica fácilmente sobre sus<br />
moldes, que diríamos: clásicos, como nos ocurre a nosotros con 105<br />
productos en serie, toda nueva forma de su ohjetivación le exige<br />
un larguÍsimo proceso. Lo que ya hizo una vez está en aptitud de<br />
hacerlo siempre; pero demorará miles de años para la transición<br />
de una nueva molécula en una nueva célula. Vale decir que, si por<br />
un supuesto cataclismo la vida en sus formas sensihles desapareciese<br />
de la tierra, con todas sus expresiones actuales, ella recomenzaría<br />
su lenta y tozuda labor de manifestarse en formas cada vez más<br />
completas y lúcidas, hasta llegar al hombre. ¿Quién lo duda? Pero<br />
además: ¿ quién duda que esas sucesivas especies no tendrían por<br />
qué ser las actuales? El hombre, por ende, renacería distinto en lo<br />
ponderahle de la sustancia, pero igual en esencia, en la conciencia,<br />
el espíritu, lo eternal; la ímagen y semejanza de Dios.<br />
Ella es, como artista cahal, lihre de concebir y recrear, desde<br />
lo menos a lo más perfecto. Y si morir no es aniquilarse, sino renacer<br />
en otra forma de vida ¿no es natural que comience con el tan·<br />
teo, la simplicidad y la lentitud <strong>del</strong> aprendiz, para dar cima a sus