Documento Completo - Grupo Chorlaví

permanecen siempre constantes; se la considera así porque a pesar de
que el número de tejedoras, desde sus inicios hasta nuestros días, se ha
incrementado considerablemente, sus necesidades individuales y sociales
han permanecido estáticas y quizás más bien han retrocedido, al haber
aumentado las necesidades propias del progreso y del alto costo de la
vida, que día adía crece rápidamente” (Aguilar, 1988)
Por tanto, las tejedoras se encuentran con límites estructurales que
individualmente jamás podrían rebasar: su capacidad de oferta, el grado
de acabado del producto y por ende, su dependencia de los
intermediarios del primer nivel de la cadena, quienes visto, resultan un
mal necesario.
Las artesanas de la CACH por el contrario, entendieron que estas
limitantes sólo podrían ser superadas a partir de un proceso asociativo, y
desde allí están adentrándose en un mercado dinámico que les permite
encontrar réditos económicos y sociales gracias al control que tienen en
varios eslabones de la cadena productiva: la comercialización y
procesamiento de materia prima y la comercialización de sombreros
semiacabados y acabados tanto para el mercado nacional como
internacional, convirtiéndose en un nodo referencial del proceso a nivel
local.
En términos económicos, las tejedoras asociadas reconocen un cambio
sustancial en la remuneración de su trabajo, pues sus ingresos
mensuales han crecido de cincuenta dólares a ciento veinte o ciento
cincuenta dependiendo de la capacidad de producción familiar. De este
importante salto, queda la tarea de encontrar las estrategias para
profundizar y garantizar su permanencia en esta dinámica.
Las artesanas