la vida familiar.pdf - Megapagina Pentecostales del Nombre

LECCIÓN 18
Poniendo Cerrojo a la Puerta
“El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a
vuestras mujeres; mas al principio no fue así” (Mateo 19:8).
ENFOQUE
Desafortunadamente, para muchas parejas, a la primera señal de problemas, al
primer desacuerdo serio, o al primer intercambio de palabras que hieren, ellos se
quieren “abandonar.” El divorcio es una puerta que está ampliamente abierta
cuando los problemas aparecen.
El pueblo de Dios necesita levantarse y pelear contra los enemigos de la familia.
La caída de las familias nunca es la voluntad de Dios. En el Antiguo Testamento
Él le dijo a Israel que Él odia el divorcio (Malaquías 2:16, NVI). Jesús dijo que
“mas al principio no fue así” (Mateo 19:8). El Creador destinó que las familias
fuesen la columna de la sociedad y de la iglesia. Su deseo fue que el padre y la
madre lo amaran a Él y que se amaran el uno al otro, y criaran hijos que también
le amen y le sirvan a Él. Junta esta familia, debía servirse el uno al otro sin
egoísmo y también hacer lo mismo con los que se encuentran fuera de su hogar.
LO QUE HE APRENDIDO
En “Lo Que Mis Padres Hicieron Correcto”, copilado y editado por Gloria Gaither,
Jill Briscoe (autora y expositora británica), menciona un dicho muy conocido en
el hogar de sus padres: “Cuando las puertas en un matrimonio están cerradas y
con cerrojo y se prende un incendio, pones todo tu tiempo y energía para apagar
las llamas.” Sus padres no vieron al divorcio como una opción —esa puerta
estaba con cerrojo— así que cuando había problemas en el hogar, ellos pusieron
todos sus esfuerzos para corregir el problema y preservar el matrimonio. Cuando
una pareja entra en el matrimonio con este tipo de compromiso, hay un gran
chance de que su familia sobreviva.
Esto obviamente tomara trabajo de ambas partes de la pareja matrimonial.
Como ya hemos visto en lecciones anteriores, la Palabra de Dios está de acuerdo
con este plan y nos da muchas armas y métodos para usar, a fin de “poner
cerrojo a la puerta” contra el divorcio y quedarnos dentro del matrimonio,
trabajando para desechar cualquier fuerza destructora.
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