la vida familiar.pdf - Megapagina Pentecostales del Nombre
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“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros<br />
vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco<br />
vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”<br />
La amargura y enojo que se desarrol<strong>la</strong> en un matrimonio, especialmente debido<br />
al conflicto, es el resultado directo de haberse ol<strong>vida</strong>do este principio<br />
importante. No importa lo que los hombres nos hagan, Dios nos manda a<br />
perdonar. Aunque esta reg<strong>la</strong> es difícil de seguir, es necesaria para <strong>la</strong> <strong>vida</strong><br />
<strong>familiar</strong>.<br />
• El perdón empieza con el padre y <strong>la</strong> madre y debe ser obrado<br />
diligentemente y constantemente. La mamá y el papá enseñan el perdón<br />
mediante el ejemplo cuando se perdonan el uno al otro, cuando perdonan<br />
a los hijos, a otros miembros de <strong>la</strong> familia, a los vecinos, o cualquiera que<br />
les haga daño.<br />
• Se les debe enseñar a los hijos a perdonar a una temprana edad. Muchas<br />
veces esto se empieza aprendiendo, perdonando a los hermanos o<br />
hermanas.<br />
• A veces los padres tienen que pedir perdón a los hijos. Esta es una de <strong>la</strong>s<br />
mejores maneras para que los hijos aprendan a cómo perdonar.<br />
• Ellos aprenden <strong>la</strong> misma lección sobre el perdón en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>, mientras<br />
que se llevan bien con otros niños.<br />
La carta de Pablo a <strong>la</strong> iglesia en Éfeso (Efesios 4: 29-32) nos da un consejo<br />
sensato — especialmente para <strong>la</strong>s familias:<br />
“Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus pa<strong>la</strong>bras<br />
contribuyan a <strong>la</strong> necesaria edificación y sean bendición para quienes escuchan.<br />
No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sel<strong>la</strong>dos para el día de<br />
<strong>la</strong> redención. Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda<br />
forma de malicia. Mas bien sean bondadosos y compasivos unos con otros, y<br />
perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo“” (NVI).<br />
¡Oh, <strong>la</strong> diferencia que el perdón hace en cada hogar!<br />
“Yo puedo perdonar, pero no puedo ol<strong>vida</strong>r”, es tan sólo otra<br />
manera de decir: “No perdonaré.” El perdón debe ser como una nota<br />
cance<strong>la</strong>da—rota en dos y quemada, para que no pueda ser mostrada<br />
en contra de uno.<br />
(Henry Ward Beecher)<br />
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