la vida familiar.pdf - Megapagina Pentecostales del Nombre
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“Grábense estas pa<strong>la</strong>bras en el corazón y en <strong>la</strong> mente; áten<strong>la</strong>s en sus manos<br />
como signo, y lléven<strong>la</strong>s en su frente como una marca. Enséñense<strong>la</strong>s a sus hijos y<br />
repítanse<strong>la</strong>s cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se<br />
acuesten y cuando se levanten, escríban<strong>la</strong>s en los postes de su casa y en los<br />
portones de sus ciudades. Así, mientras existan los cielos sobre <strong>la</strong> tierra, ustedes<br />
y sus descendientes prolongarán su <strong>vida</strong> sobre <strong>la</strong> tierra que el SEÑOR juró a los<br />
antepasados de ustedes que les daría” (Deuteronomio 11:18-21—NVI).<br />
ENSEÑANDO Y ENTRENANO A NUESTROS HIJOS<br />
Proverbios 22:6 es un versículo importante para los padres.<br />
“Instruye (entrena) al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se<br />
apartará de él.”<br />
El problema que muchos de nosotros enfrentamos con este versículo, procede <strong>del</strong><br />
significado de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra “instruir.” Aquí, el hebreo significa “dedicar.” Debemos<br />
dedicar nuestros hijos a Dios y enseñarles sus caminos.<br />
• El instruir es más que pa<strong>la</strong>bras.<br />
• El instruir es acción — poner en práctica lo que se ha aprendido.<br />
• También puede ser definido como “cultivar el gusto por algo.” Los niños<br />
no nacen amando <strong>la</strong> Biblia o entendiendo cuán valiosa esta es. Nuestra<br />
tarea es <strong>la</strong> de asegurarnos que ellos aprendan a disfrutar y a desear más<br />
de <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios.<br />
Pero esto:<br />
• No sucederá de <strong>la</strong> noche a <strong>la</strong> mañana.<br />
• No sucederá si so<strong>la</strong>mente lo hacemos una vez por semana.<br />
• No sucederá si es que echamos <strong>la</strong> culpa a otros, por <strong>la</strong> falta de<br />
entrenamiento que estamos dando a nuestros hijos.<br />
Debemos cultivar en nuestros hijos los hábitos de <strong>la</strong> lectura de <strong>la</strong> Biblia y <strong>la</strong><br />
oración. Debemos inculcar en ellos (a temprana edad) un entendimiento de que<br />
Dios se preocupa por ellos, que Dios los escucha cuando ellos oran, y que siempre<br />
responde, aun si no es lo que ellos quieren oír.<br />
¿Alguna vez has leído sobre algún atleta campeón (jugador de fútbol, boxeador o<br />
nadador) que se despertó una mañana y de repente fue muy bueno en su<br />
deporte? Los deportistas pasan años entrenando. Es un trabajo diario para ellos.<br />
Si es que pasan por alto un día, ellos pierden algo de su habilidad para ejecutar o<br />
desempeñarse lo mejor que pueden. ¿Cómo podemos esperar que nuestros hijos<br />
conozcan y amen a Dios si es que pasamos muy poco tiempo o tal vez nada<br />
“entrenándolos”?<br />
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