la vida familiar.pdf - Megapagina Pentecostales del Nombre

CONCLUSION
Cuando ponemos cerrojo a la puerta que va hacia la idea del divorcio, y
trabajamos duro juntamente con Dios y su plan, nuestras familias pueden ser
testigos a otros. La profecía de Isaías concerniendo la salvación de Israel puede
aplicarse a las familias que siguen a Dios y trabajan juntas para edificar sus
hogares para Él.
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha
enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de
corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a
proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios
nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion
se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de
alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia,
plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y
levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los
escombros de muchas generaciones” (Isaías 61:1-4).
Algunas de las características de familias fuertes que se desarrollaron al seguir la
Palabra de Dios, tomado de “Familias Fantásticas” por el Dr. Nick & Nancy
Stinnett, son:
• Felicidad;
• Padres e hijos quienes se llevan bien a medida que practican el amor de
Jesús;
• Un ambiente relajado y abierto en el hogar con relaciones sin conflictos;
• Una familia que activamente está alcanzando más allá de su hogar para
afectar a otros para la eternidad.
Esto es posible cuando la familia trabaja junta para amar a Dios, para amarse el
uno al otro, y para amar a aquellos a su alrededor. Esta es la perfecta voluntad
de Dios para las familias.
¿Cuándo fue la última vez que pediste a Dios que te ayudara con tu familia? No
hay un tiempo mejor para pedir que el presente —creyendo. Las promesas de
Dios son verdaderas y son para ti —y para mi también.
“Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo aquel
que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo
7:7,8).
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