la vida familiar.pdf - Megapagina Pentecostales del Nombre

“Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de
fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y
honor.” (1 Tesalonicenses 4:3-4).
• Es vital para la edificación de un matrimonio fuerte, el saber tus deberes y
obligaciones. Entra al matrimonio con un entendimiento del papel que
debes desempeñar. Dios nos ha dado tareas específicas tanto para los
hombres como para las mujeres, y si el matrimonio va a funcionar,
debemos desempeñar estos papeles.
“Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor”
(Colosenses 3:18).
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella. Así también los maridos deben amar a sus mujeres
como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque
nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como
también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:25, 28-29).
Cuando se obedecen estos mandatos, tanto el esposo como la esposa son
bendecidos, y el matrimonio puede ser un éxito.
Muchos principios en la Palabra de Dios ayudarán a que el matrimonio tenga
éxito, pero estos dos últimos puntos cubren todos.
• Siempre camina con el Maestro.
“Pero si andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión unos con
otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1: 7).
Invita a Jesús dentro de tu matrimonio. Muchas de las cosas que decimos y
hablamos, cambiaran si es que practicamos su presencia. El primer milagro de
Jesús fue realizado en una boda. Él quiere realizar muchos más milagros salvando
matrimonios en todo lugar.
• Orar juntos. Una de las mejores maneras de caminar con el Maestro en tu
matrimonio es orando con tu cónyuge. Esto tal vez tome tiempo y
paciencia para empezar, pero funcionará. Hay muchos pasajes bíblicos que
respaldan esta declaración.
“Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra
acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi padre que está en
los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy
yo en medio de ellos” (Mateo 18:19-20).
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