Condes Vampiro - ¡Cargad!
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La Batalla de Kartoffen<br />
By Sir Galahad (Sir_Galaz@yahoo.com)<br />
http://www.geocities.com/sir_galaz/<br />
- ¡Por el Santo Grial! ¿Qué es demonios está pasando aquí?<br />
Tras la tremenda derrota sufrida en el Concilio, Armand y sus caballeros se vieron obligados<br />
a abandonar a su suerte a los halflings y huir en dirección hacia el vecino poblado imperial de<br />
Kartoffen.<br />
Cuando la vergüenza por las acciones cometidas se irguió sobre los demás sentimientos,<br />
Armand se detuvo e intentó reorganizar a sus tropas.<br />
Sin embargo, no podía creerse lo que le mostraban sus ojos. El caos reinaba en la llanura.<br />
Entre ellos y los imperiales y el poblado de Kartoffen un enorme ejército de enanos había<br />
desplegado y tomado el centro de la llanura. Los imperiales, listos para la batalla, parecía<br />
que habían sido expulsados de su poblado y que su intención era tomarlo de nuevo.<br />
- ¡Hordas del Caos, mi señor! -uno de sus caballeros apuntaba con una lanza en dirección a<br />
Kartoffen.<br />
Cierto. El poblado de Kartoffen había sido tomado por guerreros del Caos y hombres bestia.<br />
Pero eso no era todo.<br />
A lo lejos, pudo distinguir las siluetas de algunos pielesverdes y más no muertos. Un proyectil<br />
autopropulsado con forma de cohete estalló entre las filas de esqueletos.<br />
- Enanos del Caos... -murmuró.<br />
- ¡No puede ser, señor! -un joven caballero no tenía reparo alguno en demostrar su<br />
nerviosismo- ¡Los enanos del caos no son más que criaturas de leyenda!<br />
Parece ser que no.<br />
Y los no muertos les pisaban los talones.<br />
Armand de Bouchesand observó a sus desorganizadas tropas.<br />
Los caballeros querían dirigirse hacia el poblado imperial de Kartoffen, pensando que si<br />
unían sus fuerzas con los hombres del Imperio la victoria sería más fácil.<br />
Sus leales hombres de armas avanzaban hacia los no muertos, conscientes de cuál sería la<br />
voluntad de su señor. Debían reconquistar la Capilla del Grial, antes de que los no muertos la<br />
profanasen con sus huesos.<br />
- ¡Bouchesand! ¡Bouchesand, a moi! -los gritos de Armand consiguieron reorganizar bajo el<br />
estandarte de batalla, que portaba su joven sobrino, a un nutrido grupo de caballeros.<br />
Los caballeros noveles y un pequeño grupo de los caballeros del reino estaban demasiado<br />
lejos como para haberse percatado del aviso. A galope corto, se dirigían hacia los imperiales.<br />
Ya no podía hacer nada por retenerlos. Confiaba en que los enanos estuviesen de su parte,<br />
pues se disponían a atravesar sus filas.<br />
Se fijó en el enano, bastante grande para los de su raza, que comandaba la unidad más<br />
próxima. Eufórico, seguramente debido a la bebida, el enano sonrió a Armand y gritó algo en<br />
su dura lengua que el duque no supo entender. Un poco más lejos las filas enanas se<br />
reorganizaron y abrieron un hueco que permitiría pasar a las unidades de caballeros.