Condes Vampiro - ¡Cargad!
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Regimientos Nuevos<br />
Caballeros del Grial Negro<br />
By Kushtar (kushtar@mundomail.net)<br />
Sacado de la página de Noega (http://www.dreamers.com/noega/)<br />
Sir Vennance de Gravellot entró en la Caverna más sagrada que<br />
jamás había pisado, una Caverna que los ojos de la inmensa mayoría de<br />
mortales no vería jamás. El techo no era muy alto, pero la estancia era<br />
espaciosa, capaz de albergar a varios hombres. Una luz extraña que no<br />
parecía tener una procedencia natural bañaba todo el lugar, envolviéndolo en<br />
un halo azulado que confería a la escena una apariencia sobrenatural y<br />
mística. Cubriendo todas las paredes, en distintas repisas excavadas en la<br />
piedra, decenas de Cálices lo contemplaban. Sir Vennance se quitó el yelmo<br />
abollado, enfundó con reverencia la espada teñida de sangre aún fresca y<br />
paseó sus ojos a lo largo de las paredes. Los había dorados y plateados,<br />
altos y chaparros, de madera, cristal e incluso diamante puro, con joyas<br />
incrustadas, grabados, relieves o sin ningún tipo de adorno, anchos y<br />
estrechos... todos y cada uno de los Cálices imaginados por las mentes<br />
humanas se encontraban allí. Pero sólo uno de ellos era el Único, el Santo.<br />
Los seis años de búsqueda pasaron ante sus ojos en seis segundos.<br />
Sir Vennance lo había dejado todo, incluidas sus posibilidades de heredar<br />
una rica y extensa propiedad, para embarcarse en la empresa de encontrar el<br />
Grial. Como noble Bretoniano era lo que debía hacer, un orgullo para su<br />
familia y para él mismo si tenía éxito en su empresa. Seis años de batallas,<br />
penurias y privaciones que ahora tenían su recompensa más elevada. No<br />
había encontrado el Grial, si no un centenar de ellos.<br />
Hincó rodilla a tierra y alzó una ferviente<br />
plegaria a la Dama del Lago para que le ayudasen<br />
en este difícil momento. Alzando con reverencia la<br />
vista, miró de nuevo a todos y cada uno de los<br />
sagrados recipientes que se alineaban ante él.<br />
Fijaba la vista en uno de ellos y reflexionaba<br />
largamente antes de pasar al siguiente y<br />
someterlo de nuevo a examen. Así fueron<br />
pasando primero los minutos, luego las horas, y<br />
finalmente el día tocó a su fin, aunque el de<br />
Gravellot no se percató de ello estando como<br />
estaba en las profundidades de la Tierra. Cuando<br />
en el exterior amanecía, Sir Vennance de<br />
Gravellot tomó la más importante decisión de su<br />
vida. Se levantó, se acercó con resolución a uno<br />
de los extremos de la sala, alargó el brazo y aferró una de las copas. Miró en<br />
su interior y vio un líquido cristalino que reflejó la mágica luz del lugar.<br />
Elevando una nueva oración, se lo acercó a los labios y bebió.<br />
Varios días después, una figura salió con paso vacilante de la cueva.<br />
Sin alzar la cabeza, se apoyó torpemente en una piedra, haciendo resonar la