Condes Vampiro - ¡Cargad!
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II- El advenimiento de Porko<br />
Gorgull Colmilloz estaba enormemente satisfecho. Como era normal en su<br />
naturaleza orca, se había adaptado con total comodidad a su nuevo status de vampiro. Y al<br />
parecer sus chicoz también. El campamento orco era un poco raro, sobretodo debido al<br />
extraño impulso de sus chicoz a poner cruces y planchas de piedra clavadas en el suelo por<br />
todas partes, un goblizombie le había dicho que se llamaban tumbas. Los huezitoz (guerreros<br />
orcos esqueléticos) no dejaban de pelearse, lo cual era la mar de sano, y estaban muy<br />
contentos porque sus huesos se volvían a recomponer en cuanto su señor Colmilloz se<br />
acercaba, por lo que siempre se peleaban cerca suyo. Y esto agradaba el sentido de la<br />
violencia de Gorgull. Los goblizombies iban de aquí para allá cuidando a los loboz (más que<br />
cuidarlos iban corriendo detrás para que les devolvieran sus huesos; los lobos, por alguna<br />
extraña razón, los cogían y los enterraban muy profundo, al parecer eran más conscientes<br />
que los Orkoz de cual era el lugar de estos), y intentando apaciguar a los jabalís de guerra<br />
(no por su nuevo status de no-muertos, sino por que siempre han tenido muy mala baba... si<br />
tuvierais que convivir con orcos, también os pasaría lo mismo), y huyendo de las dentelladas<br />
de los Garrapatos.<br />
Pero no todo iba bien. Gorgull había sentido el ansia de sangre, por lo que sus<br />
huezitoz tenían que cazar animales cada noche para darle su sangre. Y si bien esto calmaba<br />
la sed, no lo satisfacía, le hacía falta algo más. Dedujo que necesitaba sangre humana. Y lo<br />
hizo por que hacía un tiempo que pensaba muy bien, muy claramente. De hecho el asunto de<br />
pensar empezaba a gustarle, por le encantaba que loz planez zalgan bien. Por lo que tenía<br />
planeado hacer una incursión en los poblados humanos de la zona.<br />
Y estaba la cuestión de Chispaz, el chamán de la tribu. Desde el gran despertar (le<br />
encantaba como sonaba eso), que no decía nada de nada. Y aunque a veces eso no era<br />
raro del todo (no es que no hablara, es que nadie le hacía caso), empezaba a preocuparle.<br />
Gorgull quería saber que opinaban los dioses Gorko y Morko de aquello. Porque no era<br />
bueno desafiar a los dioses, acababas convertido en garrapato o algo peor. Y Gorgull no<br />
quería pasarse la vida mordiendo goblins... aunque tampoco distaba mucho de su situación<br />
actual.<br />
Con paso decidido, Gorgull fue hasta la cueva de Chispaz, a ver si conseguía que le<br />
dijera algo. Llegó hasta allí y saludó a los Cuidadorez, los huezitoz encargados de que el<br />
chamán de la tribu no escapara de sus obligaciones.<br />
Al entrar en la supuestamente oscura cueva (Gorgull ya no sabía si algo era oscuro o<br />
no, porque veía perfectamente en cualquier lugar, incluso si no había luz), se encontró con el<br />
cuerpo de Chispaz estirado en el suelo. Sería bonito pensar que estaba en una posición<br />
digna, con los brazos cruzados, o que estaba en posición de flor de loto. Pero la verdad es<br />
que lo habían dejado allí tirado como si fuera la sobra de la comida y no tenía muy buen<br />
aspecto, pues le faltaban algunos trozos. Gorgull Colmilloz creía que era a causa de la<br />
batalla (de hecho los lobos habían descubierto que era una mina).<br />
- Ya eztá bien ¿no? Llevo doz nochez viniéndote a ver y ni ziquiera te has dignado a tener ni<br />
un eztertor.<br />
Gorgull le dio un par de pataditas (porque no quería desparramarlo más de lo que<br />
estaba) y con gesto frustrado se giró para irse. En ese preciso instante se oyó un potente<br />
silencio que provenía del cuerpo del chamán. Bueno, en realidad no era silencio, era un ruido<br />
de mil demonios, pero era tan potente que no solo se comía a los otros sonidos, si no que<br />
además era imposible oírlo. Y Gorgull se giró extrañado. Y lo que vio lo extrañó más aún.<br />
El cuerpo de Chispaz se estaba levantando como por arte de magia. Bueno, en<br />
realidad sí se estaba levantando por arte de magia. Y quedó suspendido en el aire, con la<br />
cabeza colgando. Un sonido (por que el silencio se había apagado ya) sibilante sonó y de su<br />
boca surgió una vaharada de aire pútrido, que formó una pequeña nube de gas verdoso. Y la<br />
nube tenía forma de orco.