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CONFIESO QUE HE VIVIDO PABLO NERUDA Memorias Estas ...

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Confieso que he vivido. <strong>Memorias</strong> Pablo Neruda<br />

México; Miguel Otero Silva, de Caracas; Arturo Camacho Ramírez, del propio París; Cortázar, de su<br />

escondrijo. Carlos Vasallo, chileno, viajó desde Roma para acompañarme a Estocolmo.<br />

Los telegramas (que hasta ahora no he podido leer ni contestar enteramente) se amontonaron en<br />

pequeñas montañas. Entre las innumerables cartas llegó una curiosa y un tanto amenazante. La escribía un<br />

señor desde Holanda, un hombre corpulento y de raza negra, según podía observarse en el recorte de<br />

periódico que adjuntaba. "Represento —decía aproximadamente la carta al movimiento anticolonialista de<br />

Georgetown, Guayana Holandesa. He pedido una tarjeta para asistir a la ceremonia que se desarrollará —<br />

en Estocolmo para entregarle a usted el Premio Nobel. En la embajada sueca me han informado que se<br />

requiere un frac, una tenida de rigurosa etiqueta para esta ocasión. Yo no tengo dinero para comprar un frac<br />

y jamás me pondré uno alquilado, puesto que sería humillante para un americano libre vestir una —ropa<br />

usada. Por eso le anuncio que, con el escaso dinero que pueda reunir, me trasladaré a Estocolmo para<br />

sostener una entre vista de prensa y denunciar en ella el carácter imperialista y anti popular de esa<br />

ceremonia, así se celebre para honrar al más anti imperialista y más popular de los poetas universales."<br />

En el mes de noviembre viajamos Matilde y yo a Estocolmo. Nos acompañaron algunos viejos<br />

amigos. Fuimos alojados en e esplendor del Gran Hotel. Desde allí veíamos la bella ciudad fría, y el Palacio<br />

Real frente a nuestras ventanas. En el mismo hotel se alojaron los otros laureados de ese año, en física, en<br />

química, en medicina, etc., personalidades diferentes, unos locuaces y formalistas, otros sencillos y rústicos<br />

como obreros mecánicos recién salidos por azar de sus talleres. El alemán Willy Brandt no se hospedaba<br />

en el hotel; recibiría' su Nobel, el de la Paz, en Noruega. Fue una lástima porque entre todos aquellos<br />

Premiados era el que más me hubiera interesado conocer y hablar le. No logré divisarlo después sino en<br />

medio de las recepciones separados el uno del otro por tres o cuatro personas.<br />

Para la gran ceremonia era necesario practicar un ensayo previo, que el protocolo sueco nos hizo<br />

escenificar en el mismo sitio donde se celebraría. Era verdaderamente cómico ver a gente tan seria<br />

levantarse de su cama y salir del hotel a una hora precisa; acudir puntualmente a un edificio vacío; subir<br />

escaleras sin equivocarse; marchar a la izquierda y a la derecha en estricta ordenación; sentarnos en el<br />

estrado, en los sillones exactos que habríamos de ocupar el día del Premio. Todo esto enfrentados a las<br />

cámaras de televisión, en una inmensa sala vacía, en la cual se destacaban los sitiales del rey y la familia<br />

real, también melancólicamente vacíos. Nunca he podido explicarme por qué capricho la televisión sueca<br />

filmaba aquel ensayo teatral interpretado por tan pésimos actores.<br />

El día de la entrega del Premio se inauguró con la fiesta de Santa Lucía. Me despertaron unas voces<br />

que cantaban dulcemente en los corredores del hotel. Luego las rubias doncellas escandinavas, coronadas<br />

de flores y alumbradas por velas encendidas, irrumpieron en mi habitación. Me traían el desayuno y me<br />

traían también, como regalo, un largo y hermoso cuadro que representaba el mar.<br />

Un poco más tarde sucedió un incidente que conmovió a la policía de Estocolmo. En la oficina de<br />

recepción del hotel me entregaron una carta. Estaba firmada por el mismo anticolonialista desenfrenado de<br />

Georgetown, Guayana Holandesa. "Acabo de llegar a Estocolmo", decía. Había fracasado en su empeño de<br />

convocar a una conferencia de prensa pero, como hombre de acción revolucionario, había tomado sus<br />

medidas. No era posible que Pablo Neruda, el poeta de los humillados y de los oprimidos, recibiera el<br />

Premio Nobel de frac. En consecuencia, había comprado unas tijeras verdes con las cuales me cortaría<br />

públicamente "los colgajos del frac y cualquier otros colgajos". "Por eso cumplo con el deber de prevenirle.<br />

Cuando usted vea a un hombre de color que se levanta al fondo de la sala, provisto de grandes tijeras<br />

verdes, debe suponer exactamente lo que le va a pasar."<br />

Le alargué la extraña carta al joven diplomático, representante del protocolo sueco, que me<br />

acompañaba en todos mis trajines. Le dije sonriendo que ya había recibido en París otra carta del mismo<br />

loco, y que en mi opinión no debíamos tomarlo en cuenta. El joven sueco no estuvo de acuerdo.<br />

—En esta época de cuestionadores pueden pasar las cosas más inesperadas. Es mi deber prevenir a<br />

la policía de Estocolmo —me dijo, y partió velozmente a cumplir lo que consideraba su deber Debo señalar<br />

que entre mis acompañantes a Estocolmo estaba el venezolano Miguel Otero Silva, gran escritor y poeta<br />

chispeante, que es para mí no solamente una gran conciencia americana sino también un incomparable<br />

compañero. Faltaban apenas unas horas para la ceremonia. Durante el almuerzo comenté la seriedad con<br />

que los suecos habían recibido el incidente de la carta protestataria. Otero Silva, que almorzaba con<br />

nosotros, se dio una palmada en la frente y exclamó:<br />

—Pero si esa carta la escribí yo de mi puño y letra, por tomar te el pelo, Pablo. Qué haremos ahora<br />

con la policía buscando a un autor que no existe?<br />

—Serás conducido a la cárcel. Por tu broma pesada de salvaje del Mar Caribe, recibirás el castigo<br />

destinado al hombre de Geor getown —le dije.<br />

En ese instante se sentó a la mesa mi joven edecán sueco que venía de prevenir a las autoridades.<br />

Le dijimos lo que pasaba:<br />

—Se trata de una broma de mal gusto. El autor está almorzando actualmente con nosotros.<br />

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