Artifex cuarta época - Asociación Cultural Xatafi

Carlos Martínez Córdoba
13
El hombre de la basura
—¡Daniel! —gritó Ofelia indignada— ¿Puede saberse qué estás
haciendo?
Con la pierna dolorida por el impacto, Alicia se agachó y le ayudó
a levantarse; Ofelia se acercó tras ella. El niño parecía ileso, pero había
enrojecido hasta las orejas y no dejaba de mirar al suelo.
—Me han empujado —tartamudeó.
Alicia le acarició la cabeza.
—¿Te llamas Daniel? —El niño asintió—. Yo soy Alicia, tu
profesora.
No se cansaba de repetirlo. Le gustaba como sonaba. Agarró la
barbilla del niño y le obligó con suavidad a levantar la cabeza. Daniel
lo hizo; su rostro era pecoso, pecoso y dulce, pero los ojos que la miraban
taimados, muy poco infantiles; al menos lo fueron durante un
instante.
Alicia se puso en pie (al hacerlo chocó ligeramente con Ofelia) y el
niño regresó con sus compañeros, que se habían reunido en un pequeño
y compacto grupo de ocho niños y cinco niñas. Cabellos revueltos,
sonrisas melladas, ojos luminosos; sudaban bajo sus gruesas ropas. La
mayoría parecía contener las carcajadas por la exitosa travesura. Una
única clase con trece alumnos: la complicidad entre ellos era extrema.
Como diría Tina, su eterna compañera de carrera, el enemigo estaba
organizado, como un solo organismo.
Fugazmente, añoró su antigua ofi cina.
* * *
Alicia durmió mal. Extrañaba la cama, extrañaba la casa, incluso el silencio,
que le resultaba excesivo. Sin embargo, en sus continuos despertares
creía escuchar risas y voces, incluso canciones infantiles; se
oían lejanas, como en sueños, y como sueños se interrumpían. En esos
momentos, la imagen de Rafa regresó como no le había ocurrido desde
meses atrás, de Rafa y del accidente, pero confi aba en que fuera algo
pasajero; un periodo de adaptación tras el drástico cambio de su vida.