Artifex cuarta época - Asociación Cultural Xatafi
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Carlos Martínez Córdoba<br />
29<br />
El hombre de la basura<br />
trados y con algún pequeño agujero, que constantemente se le salían,<br />
ocultaban los pies (unos calcetines marrones también rellenos de papel)<br />
y unos guantes de lana, cosidos a las mangas del gabán, actuaban como<br />
envaradas manos. La cabeza, aún sin rostro, estaba fabricada con papel<br />
maché; su único rasgo humano era una rudimentaria nariz. Eduardo<br />
había llevado unas madejas de lana marrón para el pelo y Ruth una<br />
gorra de «BP» para cubrírselo.<br />
Alicia se había dado cuenta de su descuido al llegar al colegio. No<br />
cambiarse de ropa para los trabajos de plástica suponía todo un desafío<br />
a la suerte. La blusa blanca, a la que tenía especial cariño por ser la<br />
última que se compró con Rafa (uno de los pocos hombres a los que no<br />
les importaba ir de compras), suponía todo un reclamo para cualquier<br />
percance. Estuvo a punto de regresar a casa para cambiarse, pero al<br />
fi nal corrió el riesgo.<br />
De todas formas, no había peligro mientras ella se encargara de<br />
mantener controlados los cuatro pequeños botes de pintura (rojo, amarillo,<br />
blanco y negro; los únicos que había conseguido encontrar en ese<br />
cuartucho bajo las escaleras al que llamaban almacén de material).<br />
Además, los niños, centrados en su trabajo, no parecían un problema.<br />
Si por la mañana se habían mostrado bastante inquietos con el regreso<br />
a la dura realidad del colegio, ahora, la labor de crear el muñeco les distraía<br />
de cualquier otro pensamiento.<br />
Alicia se alejó unos pasos del grupo de niños. Desde el principio<br />
de la clase habían ido ganando autonomía hasta no necesitar a su profesora.<br />
Conocían perfectamente sus cometidos; ellos mismos se habían<br />
repartido unas tareas en las que se empleaban con verdadero ahínco.<br />
Ruth y Daniel propusieron a sus compañeros no ponerle pelo,<br />
pues la cabeza era demasiado grande y, si se lo colocaban, la gorra «BP»<br />
no le iba a quedar bien; pero Javier tuvo la idea de pegar unos mechones<br />
directamente a la gorra para que, al ponérsela, pareciera que el pelo<br />
sobresalía bajo ella. La sugerencia fue aprobada por unanimidad, lo que<br />
supuso otro nuevo aliciente en el trabajo. Ruth, Daniel y Javier, se aplicaron<br />
a ello con una buena cantidad de papel celo mientras otros tres<br />
niños buscaban la solución para que los zapatos no se cayeran de los<br />
pies. El resto parecía supervisar ambos trabajos.