09.05.2013 Views

Artifex cuarta época - Asociación Cultural Xatafi

Artifex cuarta época - Asociación Cultural Xatafi

Artifex cuarta época - Asociación Cultural Xatafi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Alejandro Carneiro<br />

156<br />

Al-Iksir<br />

intento. La sangre seca le molestaba en la boca. Notó que continuaba<br />

completo, sus miembros respondían ligeramente a su órdenes, pero sumiéndole<br />

en dolores atroces a cada intento. Al menos la explosión no le<br />

había mutilado. Podía cerrar todos los dedos. Pero se había despertado<br />

sólo para notar como se moría rodeado de un silencio de cementerio.<br />

Quizá también se había quedado sordo. Poco importan los detalles. Era<br />

un moribundo y le tocaba pagarle a la muerte su impuesto. Pensaba<br />

que estaba preparado para ese momento desde hacia tiempo, que estaba<br />

resignado a esa posibilidad y que la viviría con entereza, pero se sintió<br />

muy nervioso, más rabioso que desesperado. Enfadado con la misma<br />

intensidad que un gato acorralado. Sólo le quedaba la paciencia, pero<br />

maldita sea la espera.<br />

Pasaron unos minutos, puede que fuese una hora. No había pensado<br />

ni recordado nada, sólo seguía esperando, cuando una cabeza apareció<br />

sobre él, en la oscuridad del cielo, distrayéndolo de su aburrida<br />

agonía. La cabeza se agachó y una mano le tocó la frente. Sintió de<br />

repente un agudo dolor que le hizo gemir de angustia. Sus venas parecían<br />

hincharse como dirigibles y sus músculos contraerse hasta la<br />

implosión de sus fi bras. Escupió sangre e intentó zafarse de la mano<br />

que le apretaba la frente como una columna que aguantase el universo<br />

sobre su cabeza.<br />

—Quieto. Es doloroso, pero pasa.<br />

Era una voz amable pero exigente, de extraño acento, que te obligaba<br />

a obedecer sus mandatos. Dietl ya no se agitó en medio de la transformación<br />

de todas sus entrañas. Al poco rato la mano dejó su frente.<br />

—Espere un poco y podrá levantarse. Lo siento por su sargento,<br />

no puedo hacer nada en su estado. Quizá si no me hubiesen retardado<br />

tanto en salir del túnel, se habrían evitado todo esto.<br />

Dietl giró el cuello, que ya no le dolía. Lo que una vez fue el efi caz<br />

sargento Stern estaba tumbado a un par de metros sobre trozos de ladrillos.<br />

Le faltaba la cabeza y medio tronco. Sólo se le ocurrió pensar como<br />

consuelo que a los muertos no les importa cómo son sus funerales.<br />

Cuando volvió a girar el cuello en busca de su sanador, ya no encontró<br />

a nadie. Sólo vio a lo lejos, perfi lado por las luces de los incendios, al<br />

soldado Günter andando con tranquilidad entre escombros y cadáveres,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!