Junio Nº 91 - Biblioteca Virtual El Dorado

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S.S. el Papa Roncalli y Miguel A. Buenorroti
Por: LOLA COLLANTES de TAPIA
Ya descansa entre las sedas blacas de su sudario, S.S. el Papa Juan
XXIl. Inmeditamente, después de la elecci6n de cada Pontífice, terminada
la plegaria en la "sala del llanto", se comienza a tejer el sudario que ha de
envolverio, como si se quisiera tener present e en la memoria del recién escogido,
su viaje final, su breve tránsito por la vida. Con los tres suaves golpes
que el Cardenal Camarlengo, da con un martilo de oro, sobre la frente del
Santo Padre, llamándolo por su nombre y la ruptura del anilo del Pescador
que representa a San Pedro extendiendo las redes, empiezan las ceremonia
de los funerales, en la gran Basílica, que tiene señaladas en el piso, las dimensiones
de las más amplias del mundo, desde Santa Sofía a San Pablo en
Londres; todas cabrian comOdamente, dentro de sus muros. Escribir sobre
la extraordinaria personalidd de Juan XXII, de las substanciales reformas
que estableció, sería repetir, sin gran brillo, lo que muchos escritores de relieve,
ha estampado ya. Por eso, estas líneas expresan sólo mis pensamientos
solitarios, acerca de la visión que sus ojos reflejarían con frecuencia,
cuando se elevaban al cielo, en busca de inspiración, en la Capilla Sixtina, en
donde tuvo a efecto su escogencia, y la fuerza espiritual que recibía en la BasUica
de San Pedro, al detenerse frente al grpo de La Pieta de Miguel Angel,
eregida por petición de los reyes de Francia. Veria, sin duda, en el cielo raso,
de la S ixina , la creación del hombre; Dios extiende su mano hacia la tierra
y su índice casi toca a Adan que, desnudo, indeenso, con los atribtos masculinos
completamente inantiles, la melancólica expresión de su semblante, el
cuerpo duro y fuerte, despierta, sacudido por las fuerzas teluricas. El nacimiento
del hombre, creado por Miguel Angel. suscita, sin duda, un gran amor de
humanidad. Que aventura lo espera en el jardÍn del Paraíso? La respuesta sería:
E va que, cerca, envuelve su desnudez con sus largos cabellos; pero no es así.
La aventura es lo trágico de su destino, su lucha entre dos fuerzas, en la que
triunfa, al fin, el sentimiento de amor universal, de ese amor del que Juan
XXlI fué el gran paladín; de la soledd del primer hombre, extrae el gran
Pontífice, el vivo y palpitante deseo de acercamiento, entre los pueblos.
Así, entre el gran pintor y escu1tor "Michelagnolo", y el Papa Roncalli,
se establece a traves de los sigios, una SUtU correspondencia. una identidad
espiritual mas fuerte que el tiempo. Migel Angel buscó siempre para sus
composiciones, la chispa espiritual, se apoyaba también en los Evangelios, en
las expresiones de los grandes predicadores religiosos. Para su Pietá- - - la
Virgen Madre sostiene al hijo de 33 años en el regazo - - - estudió afanosamente,
todos los textos, para encontrar el momento en que, Madre e Hijo, después
del descendimiento, quedan solos, en recogida comunión. Cuándo pudo ser ese
momento solemne? Buscó inutllmente. "Sería cuando J ose de Arimatea pidió
a Pilatos el cuerpo del crucificado?". Quizá, fue de seguro en ese intane, en
que Madre e Hijo se encontraron a solas, como" dos seres humanos, escogidos
por Dios". Su inmortal concepción respira amor, profundo amor. No representó
a Marla en posición des garba da ni envejecida por el dolor, sino a una mujer
joven esbelta y delicada, bella, que acepta el legado divino que se le concedió
desde la Concepción. Al criticársele a Miguel Angel esta contradicción
entre el hombre musculoso que sostienen las rodilas frágiles y la juventud excesiva
de la madre, contestó sencillamente: .. Y no era una madre virgen?".
expresando así con una frase, lo que había sido el móvil de su inspiración,
Por eso. creo que, bajo el sigo del arte, que implica una poSición de es-
.piritualidad, se puede llegar a una gran solidaridad humana, porque los artistas
en sus diversas manifestaciones, son voceros de los sentimientos y convicciones
profundas, arrigadas en los pueblos, entre todos los hombres del
universo.
LOTERIA 31