Junio Nº 91 - Biblioteca Virtual El Dorado
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e.u.d M eDMi.1<br />
Cuando Ardió la Primavera<br />
Por: MOlSES TEJEIRA<br />
Se acercaban los exámenes orales de fin de curso. Yo era alumno de la<br />
Sección Superior de la Escuela de Varones de Penonomé, a cargo entonces de<br />
los Hermanos Cristianos y mis mayores me ofrecieron, si yo aprobaba satisfactoriamente<br />
mis estudios, enviarme a pasar unas semanas de vacaciones a<br />
Aguadu1ce.<br />
No tuve dificultad alguna en los exámenes, que se celebraron en la prbnera<br />
semana de febrero, como tampoco en conseguir que mis mayores hicieran buena<br />
su promesa.<br />
Para los de mi casa, una estada en Aguadulce tenía amplias y halagaderas<br />
fuertes y nume-<br />
perspectivas. Nuestras vinculaciones con los aguadulceños eran<br />
rosas. Habíamos heredado de nuestro padre la amistad de muchos de ellos.<br />
Don Sebastiån Sucre, don E lías Castilo y otros prominentes varones de la industriosa<br />
ciudad coclesana eran hespedes indefectibles de casa cuando venIan a Penonome<br />
traMos por asuntos oficiales que se ventilaban en la cabecera de la provincia,<br />
N o bien se cerraron las aulas escolares cuando emprendí el largo camino<br />
de her:radura que llevaba de mi pueblo a Aguadu1ce, el que recorrí a caballo<br />
en cuatro largas horas. E 1 trayecto en verano, pese al polvo y al sol, era aliviado<br />
por la belleza de la campiña.<br />
<strong>El</strong> cierre de las escuelas de Aguadulce se cumplió ese año, por no sé<br />
que circunstancias, con unos días de retraso, 10 que me di6 oportunidad,<br />
gracias a invitaci6n de don Sebastián Sucre, quien desempeñaba el cargo de<br />
Inspector de Instrucci6n Pública, de presenciar lo~ exámenes. AIU encontré<br />
a muchos aguadulceños con quienes había de amistar más tarde en ellnstItuto:<br />
Robles, Méndez, Tapia, Stanziola, de Bello y otros de no menos conspictos<br />
apellidos aguadulceños llenaban las bancas de los examinados, bajo la dirección<br />
del hermano Jaime, de nacionalidad española.<br />
Yo era invitado de don EIías Castilo.<br />
Don <strong>El</strong>ías se dedicaba preferentemente a la ganadería y su finca de Río<br />
Chico era una de las mås valiosas de la provincia. A la saz6n se había iniciado<br />
en el comercio con un establecimiento que denominó LA PRIMAVERA.<br />
<strong>El</strong> nombre genérico de TIENDA que se le daba en el Interior a todo negocio<br />
con articulas ultramarinos le quedaba chico !! de don EUas, que era todo un<br />
almacén con telas de muy variadas clases, licores para satisfaccer los gustos<br />
más exigentes y una completa sección de abarrotes.<br />
Había un movimiento febril en LA PRIMAVERA. En el curso del día se<br />
llenaban y vaciaban muchas veces los cajones de comestibles y se reponían<br />
los claros que los marchantes ocasionaban con sus demandas, en los armarios.<br />
Para mi, en mi calidad de visitante, nada era tan divertido como ver el<br />
trajín de marchantes y dependientes, y cuando no me dedicaba a recorrer el<br />
poblado, allí me estaba hipnotizado por aquel colmenar ebullente.<br />
Un acontecimiento de gran conmoción para los aguadu1ceños se produjo<br />
ese año de 1<strong>91</strong>2. <strong>El</strong> doctor Pablo Arosemena, encargado del Poder Ejecutivo,<br />
dispuso separarse de la Presidencia con el propbsito, que luego abandon6, de<br />
presentar su nombre como candidato a las elecciones pr6xias. La sucesión<br />
se produjo en don Rodolfo Chiari, el más conspicuo de los aguadu1ceños a la saz6n,<br />
y su pueblo natal, al tener noticia de su ascenso, dispuso celebrarlo con el<br />
más cálido entusiasmo.<br />
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LOTERIA