Junio Nº 91 - Biblioteca Virtual El Dorado
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y luego, en ese mismo documento, argur a si~ "La Gran Bretaña alcanzada,<br />
sin duda, ventajas considerables por este arreglo.<br />
10.- Su inluencia en Europa se aumentarIa progresivamente, y sus decisiones<br />
vendrían a ser las del destino.<br />
20.- La America le serviría como un opulento dominio de comercio.<br />
30.- Seria para ella la América el centro de sus relaciones entre el<br />
Asia y Europa.<br />
40.- Los ingleses se considerarían iguales a los ciudadanos de América.<br />
50.- Las relaciones mutuas entre los dos paises logradan con el tiempo<br />
ser unas mismas.<br />
60.- <strong>El</strong> carácter británico y sus costumbres las tomadan los americanos<br />
por los objetos nonnales de su existencia futura.<br />
70.- 'En la marcha de los siglos podría encontrarse, quizás, una sola nación<br />
cubriendo el universo: la federal".<br />
En este documento Bolívar abogaba por forjar una verdadera un16n entre los<br />
nuevos Estados y el Imperio Británico. Otras gestiones fueron hechas en el mismo<br />
sentido sin resultados tangibles,<br />
Tales fueron ia táctica y estrategia desplegadas por Bol1var para que la<br />
alianza que proyectaba tuviera resonancia en el mundo entero.<br />
Todos ustedes saben que en este salón, que fuera en tiempos pretéritos la<br />
Sala Capitualr del Convento de San Francisco, el Congreso de Panamá abrió<br />
sus sesiones el 22 de junio de 1826 con asistencia de Plenipotenciarios de Colombia,<br />
Centro América. México y Perú: habiendo asistido además, como observadores,<br />
Eduardo james Dawki, en representación de Gran Bretaña y el<br />
coronel Verveer como representantes de los Países Bajos.<br />
Dejemos al afamado historiador y notable internacionalista, Dr. Ricardo j.<br />
Aliara, que nos deleite describiendo a los delegados que concurrieron a las sesio_<br />
nes del Congreso. "Aquellos hombres -dice-fonnaban una pléyade interesante.<br />
Representaban a la Gran Colombia los venezolanos don Pedro Gual, jurista<br />
insigne, todo sabiduría y todo prudencia, y don Pedro Briceño Méndez, bravo<br />
guerrero que en los negocios administrivos se había hecho notar por los en_<br />
cantos del carácter y ia rectitud del criterio. Del Perú había venido Don Manuel<br />
Lorenzo de Vidaurre, espíritu inquieto y cødictorio, intelecto brilante<br />
e imaginación de fuego, cuyas cualidades contrastaban con las de BU colega<br />
Don Manuel Pérez de Tudela, hombre todo ponderación y ecuimidad que servía<br />
como de freno a la impetuosidades de Vidaurre. La República de Centroamerica<br />
habia enviado a Don Antonio. Larrazabal, pr6cer de la independencia<br />
e ilustre prelado de la Iglesia, que cumplió siempre con lucimiento su lema de<br />
servir a Dios y a la Patria, y a Don Pedro Molina, quien había cosechado ya<br />
laureles en la diplomacia y había firmado con Gual el primer tratado de iímites<br />
entre su patria y la República de Colombia. Los mexicanos eran Don josé Mariano<br />
Michelena, General de los Ejércitos de aquella aguerrida nación, y Don<br />
josé Dominguez, Regente del Supremo Tribunal de JUSticia de uno de los Estados,<br />
varón ilustre y circunspecto. Hallábanse allí también el inlés Edward<br />
j ames Dawkis y el holandés Coronel V eryeer, que habían venido como observadores<br />
de sus gobiernos, como si la Europa hubiera querido asumarse al<br />
espectáculo inspirador de aquella aurora interncional del nuevo mundo, que<br />
parecía anunciar al viejo el peso que había de tener la América en el desarrollo<br />
del progreso humano".<br />
54 LOTERIA