Junio Nº 91 - Biblioteca Virtual El Dorado

aldías y estériles porque, como observa Clifford H. Prator, caaa nuevo término
traído por la ciencia o la técnica del Occidente es bautizado por los filpinos con
vocablos españoles mejor que con ingleses.
De momento, han triunfado los hispanistas. He dicho "de momento" porque
es iltural esperar una reacci6n contra nosotros. Bastaría un cambio en la composici6n
de nuestro gobierno y en la mente de sus hombres para que la reacciÓn
se produjese, así como ha bastado que en ciertos puntos importantísimos se coloquen
persoiljes que piensan como nosostros para convertir la hostilidad antihispanista,
causa de pasadas congojas e inquietudes, en franca acogida a nuestros
objetivos ilcionales.
El presente estado de bOilnza hispanista debe hacernos volver los ojos hacia
nosotros mismos y aillizar con cuidado y sin pasi6n muestras objetiv05. Debemos
hacernos francamente estas preguntas. Por qué ha sido combatido el hispanismo
fiipino? . Por qué los hombres que ascendieron al poer en cuanto recobramos
nuestra libertad abominan de todo aspecto de la cultura con colores
hispánicos? . Qué responsabildad alcanza a 105 hispanistas filipinos en la posici6n'
de los opositores del hispanismo?
Estas son cuestiones que merecen ser estudiadas, pero sin renunciar a revelar
las causas secretas que han detenniildo la actitud general adversa a nues
tros afanes. Procuraremos aillizar sin pasi6n, pero brevemente, estos problemas.
ALGUNAS CAUSAS DEL ANI-HISPANISMO
Dos diferentes causas contribuyen a que el hispanismo fiipino sea combatido.
La primera es que se cree que los hispanistas filipinos son instrumento de un
esfuerzo, por parte de España. por recobrar un imperio que perdi6 en el Siglo
xix, haciendo que los pueblos de su antiguo dominio giren alrededor de su 6rbita
con detrimento de la pureza de un filipismo que, anclado en un difunto espíritu
del 96", quisiera para su patria un grupo de intelectuales filipinos (3).
La seguda causa está estructurada sobre razones nacidas durante los primeros
años de la dominaci6n norteamericail, expresadasporel general de ocupaci6n
.Arthur MacArthur. y francamente expuestas por Jerneganen el Censo de
1903. Seg6n estas razones, "las escuelas de inglés contribuirán a llevar la paz
a la poblaci6nde las islas "; o sea, se pretendía dominarlas por medio del lenguaje,
cosa que no poía conseguirse con el español, nutrido de ideas ilcioillistas.
Juntamente con esta idea general, que debe reconocerse fracasada, existía
otra, sin duda mAs eficiente, y es el rnonolingtismo americano que considera la
dualidad lingtística filipina como una remora al progreso cultural del país, pues
se creía y aún se cree, en muchos sectores que s610 por el cauce saj6n discurre
el progreso de los pueblos. Además se crey6, y aún se cree, que el español aboga
exclusivamente por el adelanto espiritual del individuo y se muestra enemigo de
su progreso material.
Consecuencia de las dQctrinas monolingtísticas norteamericailS se ha creado
en Filipins un grupo de intelectuales cuyo turno de dirigir los destinos del
país ha llegado con nuestra independencia. Ese grupo ,ademss de monolingt(sta,
cree que los pueblos de habla española son incapaces de imprimir rumbos progresivos
a la nave del estado, a tal punto que é~ta sÓlo puede avanzar a rastras de
la corriente generada por el rápido avance del pueblo americano por el camino
del progreso materiaL.
Simultáneamente se ha producido en el alma fiipiil una conmociÓn cuyas
consecuencias estamos experimentando ya. Esta conmoci6n se caracteriza por
el desdén, adquirido en la contemplaci6n del auge del progreso material, por los
valores espirituales cuya devoci6n y fomento se atribuían exclusiva o casi exclusivamente
a España, a la cual se señala como un país atrasado.
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