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cuatro hojas - Biblioteca Universitaria de la Universidad de Málaga

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216 EL TRÉBOL<br />

—¿Estamos vengados? ¿Ha muerto Ornar? ¿Ha­<br />

béis matado al negro?<br />

—¿Ves aquellos cuervos que se reúnen allá aba­<br />

jo? dijo un beduino; allí está el asesino <strong>de</strong> Hafiz.<br />

Ornar se nos ha escapado: pero ved el Simoun eme<br />

se levanta. Ornar no saldrá <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto: antes <strong>de</strong><br />

una hora <strong>la</strong> arena le servirá <strong>de</strong> mortaja.<br />

—¡Hijo mió! ape<strong>la</strong> á tu valor, dijo Halima, nues­<br />

tro enemigo vive aun: déjanos enterrar nuestros<br />

muertos. Vé á herir al traidor y Dios te acompañe.<br />

Estas pa<strong>la</strong>bras reanimaron á Abdal<strong>la</strong>h.<br />

—¡Dios es gran<strong>de</strong>! esc<strong>la</strong>mó. Tenéis razón, ma­<br />

dre mia: á vos os toca el l<strong>la</strong>nto y á mí <strong>la</strong> ven­<br />

ganza.<br />

Esto dicho, se levantó, <strong>de</strong>jando á Lei<strong>la</strong> en bra­<br />

zos <strong>de</strong> <strong>la</strong> beduina y contemp<strong>la</strong>ndo aquel rostro pá­<br />

lido y dulce cou infinita ternura, esc<strong>la</strong>mó con voz<br />

lenta y grave.<br />

—¡La paz sea contigo, hija <strong>de</strong> mi alma! La paz<br />

sea contigo, q.ue ya estás en <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong>l Señor.<br />

Recíbelo que te tenia prometido. Dios nos subli­<br />

ma y nos abate: Dios es dueño <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida y <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

muerte.<br />

También nosotros si así le p<strong>la</strong>ce iremos pronto<br />

á reunimos contigo. ¡Oh Dios, perdóna<strong>la</strong> y perdó­<br />

nanos!<br />

Levantó los brazos al cielo, murmuró el fel<strong>la</strong>li y<br />

pasándose <strong>la</strong> mano por <strong>la</strong> frente, abrazó á su ma­<br />

dre y montó á caballo.<br />

—¿A dón<strong>de</strong> vas? le dijo el Skeib, ¿no ves esa<br />

nube <strong>de</strong> fuego que avanza? Apenas si tendremos

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