cuatro hojas - Biblioteca Universitaria de la Universidad de Málaga

CAPÍTULO IV.
EL RECONOCIMIENTO.
Ya habían pasado quince años desde el dia en
crac Efalima llevó á su tienda al heredero del rico
Mansur, pero Ornar no conocía aun el secreto de
su nacimiento. Algunas burlas amargas de sus
compañeros le habían hecho comprender que no
pertenecia á la raza délos Beni-Amer, y que la san­
gre que circulaba por sus venas no era tan pura co­
mo la de Abdallah. No obstante, aun cuando le lla­
maban Ornar el mercadercillo, nadie en la tribu sa­
bia su origen, y él mismo se juzgaba un huér­
fano recogido por la bondad de Halima, y destina­
do á vivir en el desierto. Una tarde que los dos
hermanos volvían del campo, se sorprendieron al
ver á la puerta de la tienda dos camellos ricamen­
te adornados, á los que acompañaba una muía
cubierta con un hermoso tapiz, tenida del diestro