Año 5, Vol. 5 - Nº 1 Marzo - Gaceta de Psiquiatría Universitaria
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impacto. Estos sistemas incluyen motivaciones<br />
como la sexualidad, la agresión, el apego social,<br />
la <strong>de</strong>voción maternal, el hambre, la sed, y la seguridad,<br />
tanto como un sistema más general <strong>de</strong><br />
búsqueda (Panksepp 1998) responsable <strong>de</strong>l sentimiento<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>seo (llamado presión en la teoría <strong>de</strong>l<br />
drive) que acompaña toda motivación. Estamos<br />
comenzando a integrar estos hallazgos en nuestra<br />
propia hipótesis (p. 764).<br />
La naturaleza esencial <strong>de</strong> la motivación humana<br />
es un tema biológico, <strong>de</strong>terminado por los tipos <strong>de</strong><br />
centros motivacionales que existen en el cerebro. Esos<br />
centros pue<strong>de</strong>n conocerse <strong>de</strong> inmediato a través <strong>de</strong>l<br />
estudio neurocientífico <strong>de</strong>l cerebro. La teoría psicoanalítica<br />
<strong>de</strong> la motivación intenta <strong>de</strong>terminar motivaciones<br />
esenciales a través <strong>de</strong>l estudio <strong>de</strong> datos clínicos y fenomenológicos.<br />
Las categorías motivacionales que tales<br />
datos pue<strong>de</strong>n proponer en este ámbito, sin embargo,<br />
serán meras aproximaciones a la realidad biológica <strong>de</strong>l<br />
sistema motivacional que verda<strong>de</strong>ramente se encuentra<br />
en el cerebro. Por lo tanto, la verdad o falsedad <strong>de</strong><br />
tales teorías psicoanalíticas pue<strong>de</strong>n ser juzgadas por la<br />
investigación neurocientífica.<br />
Los problemas<br />
1. La teoría psicoanalítica <strong>de</strong>l impulso no postula que<br />
los impulsos sean las únicas motivaciones.<br />
Es aparente que los seres humanos tienen muchas<br />
motivaciones diferentes: apegos sociales, <strong>de</strong>voción<br />
materna, hambre, sed, seguridad, etcétera, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />
los impulsos sexuales y agresivos. Quienes suscriben<br />
las teorías psicoanalíticas <strong>de</strong> los impulsos no niegan<br />
este hecho obvio. Más bien ellos buscan formular las<br />
dimensiones psíquicas que organizan con sentido las<br />
variadas motivaciones y las maneras en las cuales ellas<br />
funcionan y se interrelacionan en un nivel psicodinámico.<br />
La teoría psicoanalítica <strong>de</strong> los impulsos entrega una<br />
formulación <strong>de</strong> este tipo (Freud, 1915, 1938). Por lo tanto,<br />
el postulado <strong>de</strong> que hay motivaciones adicionales a<br />
las <strong>de</strong>scritas por la teoría psicoanalítica <strong>de</strong> los impulsos<br />
no pone tal teoría en cuestión sino que, más bien, está<br />
implícito en ella.<br />
2. Los hallazgos neurocientíficos con relación a la<br />
motivación revelan el sustrato biológico <strong>de</strong> las motivaciones,<br />
no su estructura psicológica.<br />
Claramente las neurociencias no <strong>de</strong>scubren el fenómeno<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong>voción materna, <strong>de</strong>l hambre o <strong>de</strong> cualquier<br />
102 | PSIqUIATRíA UNIVERSITARIA<br />
UN ALEGATO CONTRA EL NEUROPSICOANÁLISIS<br />
otra motivación. Más bien, primero está el fenómeno y<br />
luego las neurociencias exploran cómo el cerebro pue<strong>de</strong><br />
llevar a cabo este fenómeno. Si lo que <strong>de</strong>scribimos<br />
como <strong>de</strong>voción maternal no se ha expresado nunca (directa<br />
o indirectamente) o no ha sido reconocida como<br />
tal, no habría posibilidad <strong>de</strong> hallar su centro y no tendría<br />
sentido hablar <strong>de</strong> ella como motivación. Así, aunque<br />
la presencia <strong>de</strong> motivaciones adicionales pudiese<br />
invalidar la teoría <strong>de</strong> los impulsos, su presencia no sería<br />
<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> las neurociencias.<br />
Pero parece que es precisamente aquí don<strong>de</strong> el supuesto<br />
subyacente básico con relación al valor <strong>de</strong> las<br />
neurociencias juega un papel: se argumenta que, en<br />
verdad, hay muchas motivaciones aparentes, pero el<br />
sustrato biológico <strong>de</strong> las motivaciones revela su estructura<br />
básica. Por ejemplo, pue<strong>de</strong> haber numerosas motivaciones<br />
experimentadas y sólo se ha i<strong>de</strong>ntificado un<br />
manojo <strong>de</strong> centros motivacionales que dan cuenta <strong>de</strong><br />
ellas en el nivel biológico y cerebral. Estos centros i<strong>de</strong>ntificados<br />
son los elementos fundamentales <strong>de</strong> la estructura<br />
<strong>de</strong> la motivación humana y, por lo tanto, cualquier<br />
teoría psicoanalítica <strong>de</strong> la motivación <strong>de</strong>be adaptarse<br />
hasta que se ajuste a los hallazgos neurocientíficos relacionados<br />
con estos centros.<br />
Nuestra respuesta a este argumento es que la noción<br />
<strong>de</strong> que la estructura última <strong>de</strong> la motivación es<br />
biológica, es una asunción sin base y que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera,<br />
cuestiona el valor <strong>de</strong> cualquier indagación analítica. Lo<br />
mismo podríamos sostener para las categorías estéticas,<br />
matemáticas, el arte y los números, sin que esas<br />
categorías necesariamente correspondan a estructuras<br />
específicas <strong>de</strong>l cerebro. Po<strong>de</strong>mos sostener entonces<br />
categorías que explican la experiencia humana y su<br />
funcionamiento sin que necesariamente se i<strong>de</strong>ntifiquen<br />
como centros biológicos <strong>de</strong> motivación. En otras<br />
palabras, podríamos experimentar inmediatamente<br />
una docena <strong>de</strong> factores que son motivaciones; podríamos<br />
encontrar que biológicamente estas motivaciones<br />
están asociadas con un grupo <strong>de</strong> centros biológicos y<br />
aún podríamos sostener que la experiencia humana y<br />
el funcionamiento psíquico se explican mejor sobre la<br />
base <strong>de</strong> la existencia <strong>de</strong> dos impulsos.<br />
Como señalamos anteriormente, el <strong>de</strong>bate sobre la<br />
relevancia <strong>de</strong> los hallazgos neurocientíficos relacionados<br />
con la motivación también es aplicable al área <strong>de</strong>l<br />
afecto. En este último contexto, el postulado es que las<br />
neurociencias revelan la existencia <strong>de</strong> afectos básicos y<br />
que esto contradice a la teoría analítica clásica que ve el<br />
afecto como el producto <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> los impulsos<br />
(Pulver, 2003, p. 764). La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la biología <strong>de</strong>termina<br />
cómo <strong>de</strong>bería ser categorizado el afecto es el supuesto<br />
subyacente básico. El problema que emerge con