Año 5, Vol. 5 - Nº 1 Marzo - Gaceta de Psiquiatría Universitaria

este postulado, tanto en términos de la simplificación
de la naturaleza de la teoría analítica del afecto y en
términos del nivel del discurso de esta teoría, son los
mismos que aquellos que señalamos en el contexto de
la motivación.
teoría de los sueños
El planteamiento
Los hallazgos neurocientíficos pueden corroborar
o refutar la teoría psicoanalítica de los sueños. Esta
teoría postula que el sueño es producto de la presión
libidinal que busca una salida, que es una expresión,
dentro de la conciencia, de la operación de procesos
mentales complejos que involucran mecanismos que
normalmente ‘motivan al sujeto a buscar y enlazarse
con objetos externos que pueden satisfacer sus
necesidades biológicas internas’ (Solms [internet]).
Estudios previos, que relacionan la conexión entre la
fase REM y el soñar, ponen en duda esta teoría, puesto
que se observó en ellos que la fase REM derivaba de
la actividad automática proveniente de cierta área del
tronco cerebral, y que ocurría con cierta regularidad.
Basados en esos estudios, el soñar no se podía conectar
con la activación de mecanismos motivacionales.
Mark Solms [internet], el investigador neuropsicoanalítico
líder en el campo del sueño, resume este punto
de la siguiente manera:
Si asumimos que el sustrato fisiológico de la conciencia
está en el cerebro anterior, esos hechos [i.e. que
la fase REM se genera automáticamente por mecanismos
del tallo del cerebro] eliminan completamente
cualquier contribución posible de ideas (en su sustrato
neural) a la fuerza primaria que guía el proceso del sueño
(Hobson & Mc Carley, 1977, p. 1346, 1338).
Sobre esta base, parecería justificable concluir que
el mecanismo causal que subyace al soñar es ‘motivacionalmente
neutral’ (Mc Carley & Hobson, 1977, p
1219) y que la imaginería del sueño no es nada más
que “el mejor ajuste posible de los datos incoados, producidos
por la mente-cerebro auto-activada” (Hobson,
1988, p 204).
Sin embargo, hallazgos neurocientíficos más recientes
han mostrado que no es posible identificar
completamente el soñar con la actividad REM y que es
necesaria la actividad cerebral de alto nivel, la que involucra
a los lóbulos frontales y occipitales. Se postula
que esto apunta al hecho de que el estímulo somático
(siendo la actividad REM uno de ellos) instiga una serie
de eventos que llevan, en último término, al soñar. Sin
embargo, son estos procesos motivacionales de más
RACHEL B. BLASS Y zVI CARMELLI
alto nivel los responsables de la aparición de los sueños
(Solms [internet]) lo que provee soporte neurocientífico
a la teoría de los sueños de Freud (Solms, 1997a).
Los supuestos subyacentes
La teoría psicoanalítica de los sueños se funda en la
idea de que el sueño es un producto de factores motivacionales
de alto nivel. Si el sustrato neurocientífico
que subyace al soñar indica que no pueden participar
centros motivacionales de más alto nivel, entonces la
teoría no puede ser cierta. En cambio, si indica que tales
centros participan, entonces la teoría gana soporte. Es
necesario sustentarse en tales hallazgos neurocientíficos,
porque la teoría freudiana de los sueños no ha sido
validada científicamente en base a hallazgos dentro del
setting analítico.
Los problemas
1. La relevancia limitada de la fuente motivacional de
la teoría psicoanalítica, que sostiene que los sueños
tienen significado.
El postulado, relacionado con la contribución de las
neurociencias a la teoría psicoanalítica de los sueños,
se basa en la noción de que la proposición central de
esa teoría es que los significados de los sueños derivan
de la activación de una fuente motivacional. Por lo tanto,
si no hay tales fuentes motivacionales que inicien el
sueño, la teoría analítica del sueño prueba ser inválida.
Sin embargo, mientras la proposición de que los sueños
tienen significado es esencial a cualquier teoría psicoanalítica
de los sueños, la idea de que los sueños o sus
significados deben estar unidos a una fuente motivacional,
no lo es. En consecuencia, los hallazgos respecto
de que el sueño no puede tener una fuente motivacional
no invalidaría la teoría psicoanalítica.
Freud, por supuesto, habla de que la fuente del
sueño o su instigador está motivada por presiones libidinales
en la forma de deseos instintivos. Pero deben
tomarse en cuenta dos factores: (a) él no considera que
esos deseos sean el único origen de los sueños – hay
también orígenes pre-conscientes y somáticos (Freud,
1900), tanto como presiones de fijaciones traumáticas
(Freud, 1920); y (b) la teoría psicoanalítica de los sueños
desde Freud en adelante distingue entre significado y
origen. El significado es la preocupación principal de la
práctica psicoanalítica y su teoría de los sueños, independientemente
de la cuestión del origen del significado.
Como expresa Freud al principio de La interpretación
de los sueños:
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