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Año 5, Vol. 5 - Nº 1 Marzo - Gaceta de Psiquiatría Universitaria

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52 | PSIqUIATRíA UNIVERSITARIA<br />

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL MATRIMONIO Y EL MATRIMONIO HOMOSExUAL<br />

<strong>de</strong> lo que realmente interesa a los hombres, tampoco<br />

en lo tocante al matrimonio.<br />

Otros <strong>de</strong>ducen la Ley Natural no <strong>de</strong> las observaciones<br />

<strong>de</strong> la naturaleza, don<strong>de</strong> realmente tal ley no se<br />

conoce, sino <strong>de</strong> los textos sagrados 14 . La Ley Natural<br />

encarnaría verda<strong>de</strong>s eternas, morales o divinas. Y sin<br />

embargo, no por ello los titubeos disminuyen. ¿Cuál<br />

es el matrimonio moral, instituido por Dios? Creemos<br />

que nadie dudará <strong>de</strong> la autoridad <strong>de</strong> San Agustín para<br />

dilucidar este asunto.<br />

Que al bien <strong>de</strong>l matrimonio pertenezca la unión<br />

<strong>de</strong> un hombre con una mujer más que la <strong>de</strong> uno<br />

con muchas, lo indica suficientemente la primera<br />

unión conyugal instituida por Dios, para que <strong>de</strong><br />

allí el matrimonio tome origen, don<strong>de</strong> se observa<br />

el ejemplo más honesto. Pero, al aumentar el género<br />

humano, algunas santas mujeres se unen a<br />

algunos varones santos <strong>de</strong> forma poligámica. De<br />

don<strong>de</strong> se concluye que la monogamia se acercaba<br />

más a la medida <strong>de</strong> la dignidad, mientras que<br />

la poligamia fue permitida por la necesidad <strong>de</strong> la<br />

fecundidad 15 .<br />

Para San Agustín Dios santificó la poligamia por<br />

razones <strong>de</strong> fecundidad. Ahora bien, si Dios la aceptó<br />

como un bien, movido por muy particulares circunstancias<br />

históricas, ¿quien pue<strong>de</strong> estar seguro que<br />

no admite hoy, con el mismo carácter, el matrimonio<br />

homosexual? ¿Por qué el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la experiencia<br />

humana no habría <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrir allí un bien, con la<br />

anuencia <strong>de</strong> Dios, quien lo permitiría en nuestra época,<br />

por una necesidad para nosotros aún <strong>de</strong>sconocida, <strong>de</strong>l<br />

mismo modo que lo hizo con la poligamia en otra incluso<br />

aunque no coincidiera con su propio i<strong>de</strong>al? ¿Quién<br />

pue<strong>de</strong> ponerle condiciones a Dios, sobre todo a un Dios<br />

que nos exige cuestiones tan antinaturales como amar<br />

a los enemigos?<br />

Lo cierto es que nadie es Dios, y nadie tiene <strong>de</strong>recho<br />

a hablar en su nombre. Po<strong>de</strong>mos creer que pensamos<br />

lo mismo que Dios, y eso <strong>de</strong>biera regir nuestra<br />

conciencia, pero en el <strong>de</strong>bate con los hombres, dice<br />

Jaspers, sólo po<strong>de</strong>mos apelar a argumentos humanos,<br />

porque entre los hombres no hay otra autoridad que la<br />

que ellos mismos se <strong>de</strong>n.<br />

14 Para Jaspers, Dios habla en la libertad. Allí don<strong>de</strong> obro<br />

libremente lo hago <strong>de</strong> cara a la trascen<strong>de</strong>ncia.<br />

15 San Agustín. El matrimonio y la concupiscencia. Bajado <strong>de</strong>l<br />

portal: www.catholic.net<br />

LA EFEBOFILIA<br />

Una <strong>de</strong> las pregunta cruciales que suscita la materia que<br />

analizamos es si existe o no el amor homosexual. Pero<br />

la respuesta a la cuestión planteada no pue<strong>de</strong> ser directa,<br />

supone un análisis doble y ojalá articulado, que es lo<br />

que intentaremos hacer. En una primera parte diremos<br />

lo que enten<strong>de</strong>mos por amor en general. En la segunda<br />

intentaremos poner en relación testimonios históricos<br />

griegos <strong>de</strong> amor homosexual con la discusión previa.<br />

Cabe preguntarse, para empezar, si el amor es un género<br />

o una realidad análoga. Esta pregunta pue<strong>de</strong> parecer<br />

críptica, porque lamentablemente en la psiquiatría<br />

ya no se filosofa, aunque quizá sea indispensable. Por<br />

eso, aunque pueda resultar tedioso, es necesario que lo<br />

aclaremos para po<strong>de</strong>r fundamentar nuestra opinión.<br />

Los géneros, como se sabe, son intenciones lógicas<br />

obtenidas por abstracción, pero no existen en la realidad<br />

sino en nuestra mente. Todos sabemos lo que es<br />

un animal: es un género, una intención lógica, por eso<br />

nunca hemos visto al animal correteando por ahí, ni<br />

tampoco nunca hemos poseído al animal ni nos hemos<br />

encariñado con él como con una mascota. Lo que vemos<br />

correteando por ahí es un perro, un gato, un caballo,<br />

etc., no el animal. La verdad es que tampoco vemos<br />

ni un perro ni un gato ni un caballo, que son especies,<br />

sino que este gato, este perro y este caballo. Po<strong>de</strong>mos<br />

intuir mejor y ver más claramente un perro, es <strong>de</strong>cir, una<br />

especie, que un animal, es <strong>de</strong>cir, un género, pero lo que<br />

existe y vemos en la realidad es este perro. Y aunque el<br />

animal no existe en la realidad, su realidad mental hace<br />

posible pensar y ver la unidad que existe, a pesar <strong>de</strong><br />

todo, entre un perro, un gato, un caballo, etc.<br />

El ser, en cambio, no es un género sino una realidad<br />

análoga. El ser, dice Aristóteles, se dice <strong>de</strong> muchas<br />

maneras, porque si bien todas las cosas son no todas<br />

son las mismas cosas. Aquello en que todos los entes<br />

coinci<strong>de</strong>n es en que son, y el ser que tienen es lo más<br />

real. El ser no es una abstracción ni una intención mental<br />

por medio <strong>de</strong> la cual se unifica lo disperso, sino la<br />

realidad, actualidad y comunidad más honda <strong>de</strong> todos<br />

y cada uno <strong>de</strong> los entes, porque es evi<strong>de</strong>nte que sin ser<br />

serían nada.<br />

En la tradición psiconalítica el amor es efectivamente<br />

una abstracción. En él, todos los amores son el<br />

mismo amor, pero con esa forma <strong>de</strong> unidad que se alcanza<br />

por medio <strong>de</strong> los géneros y las especies. La así<br />

llamada libido, a nuestro juicio, se dilucida <strong>de</strong>sechando<br />

y abstrayendo todo lo que hay <strong>de</strong> particular e inconmensurable<br />

en la realidad <strong>de</strong>l amor. En la tradición<br />

cristiana, en cambio, y aunque se trata <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>a cristiana<br />

aquí la abordamos en tanto i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> modo que no

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