Año 5, Vol. 5 - Nº 1 Marzo - Gaceta de Psiquiatría Universitaria

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ALGUNAS REFLExIONES PARA UN MARCO REFERENCIAL INTEGRADOR EN PSIqUIATRíA Y PSICOLOGíA
serían las áreas de dominio del Psicoanálisis. De acuerdo
con estos autores, la idea biologicista a la base del
Neuro-Psicoanálisis va contra la esencia de la visión del
mundo del Psicoanálisis. El valor de significado aportado
por la biología se aleja del que alienta la empresa
psicoanalítica, las que la neurobiología nunca podrá
aprehender a cabalidad. Otros investigadores (Fuchs,
2004 y Redolar, 2002) más ampliamente señalan que
el complejo espectro que constituye a las relaciones
interpersonales jamás podrá ser descrito fisiológicamente;
ante las vicisitudes de un encuentro personal la
pericia, sensibilidad, experiencia e intuición del clínico
no pueden ser sustituidas. Dimensiones esenciales del
encuentro psicoterapéutico, tales como el nivel de significado,
la temporalidad, existencia y la experiencia
del auto-conocimiento están más allá de lo que podrá
abordar la neurobiología.
UN CAmINO PARA LA INtEgRACIÓN:
PLURALISmO PRAgmátICO
Brendel (2003) escoge la propuesta argumentativa
que describe cómo los sistemas explicatorios que aún
cuando son distintos y tratan con un mismo objeto
de estudio –como sería el caso de la psicología y la
neurociencia– pueden “co-evolucionar”. Esto implica
que entre ellos diversos conceptos son compatibles
y pueden proveer recursos explicatorios sólidos; éste
sería el modelo que podría dar a nuestras disciplinas
un marco para integrar rigurosamente y fundados en
la evidencia conceptos biomédicos y psicológicos.
Es de este modo que consideraciones pragmáticas
pueden beneficiar esta tarea de superar la dialéctica
reduccionismo/eclecticismo. El pragmatismo reconocería
la imposibilidad de atrapar la verdad y pondría
en primer plano poner al alcance del trabajo explicaciones
que radicarían su valor en la capacidad de alcanzar
resultados favorables para las personas en su
vida cotidiana. El pragmatismo que sería pertinente a
nuestros campos debiera ser uno factible de reconocerse
por estar basado en la evidencia, en el que las
buenas prácticas profesionales tienen consecuencias
concretas en los pacientes (por ejemplo aliviar el dolor
psíquico) y promover un funcionamiento adaptativo al
servicio del paciente. En el campo de la psiquiatría y,
extensivamente, la psicología debiera el pragmatismo
caracterizarse por tres características centrales: ser un
pluralismo explicativo, es decir, ser capaz de incorporar
explicaciones limitadas desde diversos campos de conocimiento;
segundo, fortalecimiento de una completa
participación de los pacientes en el diseño de sus tratamientos,
que alienta evitar el paternalismo y fortalece
empoderar a los pacientes respecto de los valores éticos
de la autonomía, el consentimiento informado y la
dignidad de ser humano. Tercero, considerar la naturaleza
provisional de las explicaciones tanto en Psiquiatría
y en Psicología; que tiene como consecuencia el
desarrollo de una empresa científica impregnada por
valores como la humildad, la tolerancia y lo hipotético
de sus propuestas.
Dejar atrás la pugna tradicional entre eclecticismo
y reduccionismo tiene consecuencias en muchos niveles.
Pero probablemente aquel campo más sensible de
verse afectado es el que tiene directa relación con los
cuidados que podamos proveerles a nuestros pacientes.
Mantener algunas de estas posturas es cerrarse a la
complejidad del conocimiento actual y tener oportunidades
que provean de soluciones creativas, novedosas
a los pacientes que frecuentemente atendemos tanto
en los contextos públicos como en el privado. Ciertamente
no faltarán las voces que señalen que tanto conocimiento
implica una suerte de super-hombre que,
al estilo del humanismo renacentista, pueda ser capaz
de manejar vastos contenidos y heterogéneos lenguajes.
Frente a esto resulta fundamental recurrir a posturas
prácticas, como lo que el Dr. César Ojeda (2007)
denomina alfabetización epistemológica, y que fundamentalmente
consiste en instruirse en los lenguajes de
disímiles áreas disciplinarias. Alentar la actitud de estar
en un permanente proceso de aprendizaje y enseñanza,
tener la flexibilidad, la paciencia y la modestia para
desempeñar muchas veces, quizá hasta el fin de la vida,
el rol de aprendiz y maestro. Es quizá esta actitud, en un
mundo saturado de información, con la cual podamos
responder eficazmente a las demandas de nuestros pacientes,
que con un sufrimiento se acercan a nosotros,
que tienen en la cotidianidad un nombre y un rostro
concreto para cada uno de nosotros.
REFERENCIAS
1. Blass R.The Case against NeuroPsychoanlsysis. International Journal
of Psychoanalysis. 2007; 88: 19-40
2. Brendel D. (2003) Reductionism, Eclecticism, and Pragmatism
in Psychiatry: The Dialectic of Clinical Explanation. Journal of
Medicine and Philosophy, vol 28, Nos 5-6, pp. 563-580
3. Corvelyn J, Luyten P, Blatt S. Ed. (2005) The Theory and
Treatment of Depression. Leuven University Presss, Belgium.
4. Fonagy P. Psychoterapy Meets Neuroscience. Psychiatric Bulletin,
2004; 28: 357-359
5. Freud S. (1930) Obras Completas. El Malestar en la Cultura. Ed.
Amorrortu, Buenos Aires, 1996
6. Fuchs T. Neurobiology and psychotherapy: an emerging dialogue.
Current Opinion in Psychiatry 2004; 17(6): 479-485
7. Goodstein D. (2000) How Science Works. Reference Manual on
Scientific Evidence, 2 nd Edition, U.S. Federal Judicial Center