Año 5, Vol. 5 - Nº 1 Marzo - Gaceta de Psiquiatría Universitaria

piensan que es la simple emisión de un epíteto, de modo
que no caracteriza el objeto así designado sino la actitud
de quien lo pronuncia. Decir la "homosexualidad es antinatural"
equivaldría a decir: “yo soy homófobo” o "a mí
la homosexualidad no me gusta". Pero en gustos, ya se
sabe, no hay nada escrito. Es cierto que, para Gadamer 5 ,
es sobre gustos y sobre el gusto casi sobre lo único que
escribimos, empero, no por ello supone que tengamos
siempre razón en lo que a su respecto digamos.
Sin embargo, es comprensible que aquella expresión
sea considerada una injuria. Es que durante siglos
se ha pintado una imagen inexacta de los homosexuales.
Ha pasado con ellos lo mismo que decía Szasz 6 ocurrió
con los negros: primero se los esclaviza y después se
apela a su condición de esclavos para explicar su inferioridad
y justificar su esclavitud 7 . No obstante, aunque
por estas razones pueda resultar explicable considerar
aquella afirmación un agravio, nos parece poco productivo,
porque entonces el asunto se resuelve con otro
apelativo. Por ejemplo: quien lo dice es un reaccionario,
un carcamal o un intolerante. Pero por este camino se
elude el debate y en realidad no se va muy lejos, y ni se
aclaran los problemas ni mucho menos se resuelven.
La experiencia enseña, irredargüiblemente, que en
el ámbito científico, no en el periodístico, se deben tomar
las afirmaciones como vienen, tal como están dichas, nos
gusten o no, y tanto si nos parecen sensatas como descabelladas.
Pero no para contemplarlas o recrearnos con
ellas sino para someterlas al análisis lógico y empírico,
porque sólo allí pueden mostrar lo que valen, independientemente
de quién y por qué las emitió. En la ciencia
nada debiera escandalizarnos. Los que se perturbaron y
vociferaron cuando oyeron que la tierra era redonda y
giraba sobre su eje han quedado lo suficientemente en
ridículo como para que sigamos sus pasos.
Decir "la homosexualidad es un trastorno antinatural"
supone, en primer lugar, poner la homosexualidad
como un suceso natural, aunque sea en el sentido de
antinatural. Ahora bien, en la naturaleza no puede haber
ningún hecho antinatural. "Trastorno antinatural"
es una contradicción en los términos, como también
ezquizofrenia antinatural, leucemia antinatural, vuelo
antinatural de un avión, transmisiones antinaturales
5 Gadamer H. Verdad y Método. Sígueme. Salamanca, España:
2001.
6 Szasz T. El mito de la enfermedad mental. Amorrortu. Buenos
Aires, Argentina. 2008.
7 Por eso siempre hubo negros egodistónicos respecto del
color de su piel. Léase al respecto a Franz Fanon: Los condenados
de la tierra. F.C.e. México D. F., México: 1963.
HERNÁN VILLARINO
de un teléfono celular, etc. Todo lo que consideramos
bueno o malo, recto o torcido, sano o enfermo, extravagante
o irregular, maravilloso o baladí se da igualmente
en la naturaleza, según leyes más o menos conocidas, y
ya sea espontáneamente o producido por los hombres.
Partiendo de lo que en ella observamos, nos plazca o
no, de nada se puede decir que sea antinatural. La maduración
y la degeneración, la perfección física o los
teratomas, la vida y la muerte son todas naturales.
Desde que hay memoria humana, por otra parte, y
documentos que la avalen, se pueden encontrar testimonios
sobre la homosexualidad. La homosexualidad
está en la historia desde siempre porque desde siempre
ha estado en la naturaleza, como la luna, la radiación de
fondo, los platelmintos y la heterosexualidad. También
el fetichismo, la pedofilia, el voyeurismo, el exhibicionismo,
la zoofilia y aun la necrofilia se dan naturalmente
en la naturaleza. Y la pedofilia se da de tal modo que
la única ley que coincidentemente se han dado todas
las sociedades en todos los tiempos es la prohibición
del incesto, ley que no tendría sentido si la pedofilia no
estuviera fuertemente arraigada en la naturaleza. Por
eso, si la homosexualidad consiste en el trastorno de
una función, concretamente en la aberración del objeto
erótico, tendríamos que decir que tal aberración es
natural, no antinatural, como natural es la porfiria y la
esclerosis múltiple, la genialidad y la estupidez.
Por eso nos parece lleno de sentido el consejo
que el Dr. Peña y Lillo brinda a la juventud de nuestro
tiempo, y aunque no soy joven lo suscribo plenamente:
no dejarse confundir con el pretexto falso y engañoso
de que la homosexualidad sería una mera variante de
la erótica normal, o que obedece a trastornos psicotraumáticos
infantiles que alterarían un aprendizaje
correcto y adecuado. En realidad, es un producto de la
naturaleza, opaco e impenetrable como todo lo que es
natural, como la misma heterosexualidad y como todo
lo que está dado en definitiva.
En fin, lejos de creer que la afirmación: "la homosexualidad
es un trastorno antinatural" sea un epíteto,
nos parece, más bien, una proposición que no instancia
nada, porque en ella parecen amalgamados términos
naturales y juicios éticos.
NAtURALEzA Y ENFERmEdAd
Se dirá, sin dudas, que nuestros argumentos son en
extremo endebles. Hemos tomado una expresión y la
hemos sometido a un análisis literal, y quizá desde ese
punto de vista pueda resultar efectivamente equívoca.
Pero en el lenguaje habitual usamos muchos giros
con un sentido alegórico o metafórico, los que vistos
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