Año 5, Vol. 5 - Nº 1 Marzo - Gaceta de Psiquiatría Universitaria
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lo general la medicación no constituye una experiencia<br />
regresiva, sin embargo en estructuras débiles ocurre<br />
algo distinto. Se genera una situación regresiva don<strong>de</strong><br />
el <strong>de</strong>spliegue y escisión <strong>de</strong> la transferencia es más potente.<br />
Entonces frente a la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> medicar, a<strong>de</strong>más<br />
<strong>de</strong> las características fenomenológicas <strong>de</strong> los síntomas,<br />
se requiere tener en cuenta consi<strong>de</strong>raciones estructurales<br />
y por lo tanto transferenciales <strong>de</strong>l paciente. Si bien<br />
es cierto los medicamentos pue<strong>de</strong>n ayudar a un mejor<br />
funcionamiento yoico, en estos casos pue<strong>de</strong> ocurrir una<br />
situación <strong>de</strong> difícil manejo.<br />
En ocasiones la escisión pue<strong>de</strong> ser masiva y generarse<br />
una suerte <strong>de</strong> colusión con cada uno <strong>de</strong> los<br />
terapeutas. Por ejemplo el paciente pue<strong>de</strong> contarle<br />
a su analista que no se toma los medicamentos, y al<br />
farmacoterapeuta aspectos ambivalentes con el psicoanalista.<br />
Por lo tanto se requiere un reconocimiento,<br />
exploración y confrontación <strong>de</strong> ambos settings, don<strong>de</strong><br />
en la comunicación entre los coterapeutas es central<br />
favorecer el cuidado <strong>de</strong> cada encuadre y la viabilidad<br />
<strong>de</strong>l tratamiento.<br />
El triángulo terapéutico<br />
En la coterapia, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la significación <strong>de</strong> la medicación<br />
y sus vicisitu<strong>de</strong>s transferenciales, la inclusión<br />
<strong>de</strong> un tercero en concreto nos sitúa en otro escenario<br />
psicoterapéutico don<strong>de</strong> se facilita la entrada <strong>de</strong> nuevos<br />
dinamismos.<br />
La coterapia ubica al paciente en una situación, en<br />
un setting que constituye una reedición <strong>de</strong> la relación<br />
padre/madre-hijo. En este sentido “dos padres” que se<br />
reconocen mutuamente, se respetan, comunican y velan<br />
por el cuidado <strong>de</strong> su hijo, tendrán repercusiones muy<br />
diferentes a una situación diametralmente opuesta.<br />
El <strong>de</strong>safío es que ambos terapeutas puedan en<br />
conjunto sostener la viabilidad <strong>de</strong> un tratamiento. Esto<br />
no es fácil, en momentos surgen tensiones, conflictos,<br />
muchas veces generados por los propios pacientes,<br />
como los niños hacen con sus padres. En este sentido<br />
la autopercepción como un equipo <strong>de</strong> trabajo es <strong>de</strong>terminante,<br />
a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la relación y comunicación entre<br />
los coterapeutas.<br />
Ten<strong>de</strong>mos a analizar este triangulo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el vértice<br />
<strong>de</strong>l paciente, sin embargo interesantes consi<strong>de</strong>raciones<br />
surgen al centrar el análisis en los coterapeutas.<br />
Al respecto, Busch y Gould en Kraft (2001) “consi<strong>de</strong>ran<br />
que la principal piedra <strong>de</strong> tope contratransferencial es<br />
la tentación <strong>de</strong> coludirse con la transferencia negativa<br />
<strong>de</strong>l paciente hacia el psicoterapeuta. Esto pue<strong>de</strong> tener<br />
dos posibles fuentes. El psiquiatra pue<strong>de</strong> sentir una<br />
herida narcisista al tener que compartir su po<strong>de</strong>r con<br />
130 | PSIqUIATRíA UNIVERSITARIA<br />
UNA APROxIMACIÓN A LA COTERAPIA DESDE EL PSICOANÁLISIS<br />
el psicoterapeuta, pudiendo creer que la aproximación<br />
<strong>de</strong>l otro va a ser superior. Al mismo tiempo que el psiquiatra<br />
pue<strong>de</strong> sentirse muy ansioso por tener que compartir<br />
el control <strong>de</strong>l tratamiento”.<br />
A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el vértice <strong>de</strong>l picoterapeuta o psicoanalista<br />
surge una serie <strong>de</strong> temores con relación a la<br />
inclusión <strong>de</strong>l psiquiatra en la relación. Surgen fantasías<br />
con relación a la pérdida <strong>de</strong>l paciente, que se expresan<br />
en algunos cuestionamientos, tales como: ¿ocurrirá<br />
algo que implique que el paciente continúe trabajando<br />
solamente con el psiquiatra? ¿Cómo será la intervención<br />
<strong>de</strong>l psiquiatra, cuidará los límites, o tendrá una<br />
actitud intrusiva?<br />
Como señala Khan (1990), existe el riesgo, en el<br />
peor <strong>de</strong> los casos, que el paciente se transforme en un<br />
objeto narcisístico, mientras ambos terapeutas <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nan<br />
una lucha <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r.<br />
Relación entre coterapeutas<br />
No cabe ninguna duda que, entonces, se hace necesario<br />
preguntarse sobre la relación entre los dos coterapeutas.<br />
Los afectos en juego, el tipo <strong>de</strong> conflictos interpersonales<br />
y profesionales, la modalidad <strong>de</strong> comunicación,<br />
y la forma <strong>de</strong> enfrentar las dificulta<strong>de</strong>s entre ambos<br />
<strong>de</strong>ben ser consi<strong>de</strong>rados como un factor más que inci<strong>de</strong><br />
en el paciente y por tanto no <strong>de</strong>bemos per<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />
vista el análisis y comprensión <strong>de</strong> este escenario en su<br />
totalidad.<br />
Miriam Berger (2002), autora <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los escasos<br />
artículos sobre coterapia, <strong>de</strong>sarrolla los fenómenos <strong>de</strong><br />
envidia y generosidad entre los coterapeutas. La autora<br />
consi<strong>de</strong>ra la autopercepción <strong>de</strong> los terapeutas, la causa<br />
<strong>de</strong> la insuficiente reflexión e investigación <strong>de</strong> esta<br />
relación. Los tereapeutas tendríamos la esperanza (yo<br />
pienso que la palabra esperanza no correspon<strong>de</strong>: propongo<br />
entonces ilusión) <strong>de</strong> lograr a través <strong>de</strong> nuestro<br />
trabajo analítico personal relacionarnos con los otros<br />
sin conflictos y dificulta<strong>de</strong>s. Sin embrago, la situación<br />
<strong>de</strong> coterapia es compleja, emergen distintos aspectos<br />
personales que están ligados principalmente a la manera<br />
en que cada uno percibe al otro y su función.<br />
Berger da cuenta <strong>de</strong> algunos aspectos emocionales<br />
que surgen <strong>de</strong> esta relación: competitividad, lucha<br />
<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, control, <strong>de</strong>sacuerdos teóricos y personales.<br />
Sin embargo la autora pone especial acento en los sentimientos<br />
<strong>de</strong> envidia y generosidad. De este modo la<br />
generosidad es posible cuando la confianza es central<br />
entre los coterapeutas, confianza tanto en los recursos<br />
propios cómo en los <strong>de</strong>l otro. Se valora así la posibilidad<br />
<strong>de</strong> trabajar juntos consi<strong>de</strong>rándola una instancia<br />
para crecer y enriquecerse mutuamente. Existe un