1er. semestre - Año XXV - aespat
1er. semestre - Año XXV - aespat
1er. semestre - Año XXV - aespat
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
36 Celedonio Castanedo<br />
(DPP) por el niño y que se conservan de<br />
adulto como recuerdo. La DPP correlaciona<br />
con la baja autoestima (Sansinenea, 2001).<br />
Así mismo, recuerdo en una ocasión haber<br />
tenido una paciente de unos 16 años<br />
que se comportaba como una niña pequeña<br />
de unos 9 años, a pesar de ser inteligente y<br />
no tener dificultades académicas en el colegio;<br />
lo primero que me confesó es que se<br />
sentía sola. En fantasía trabajé una regresión<br />
al pasado, la pedí que buscase una escena<br />
donde se sintiese sola; rápidamente la<br />
vino a la mente el día que falleció su padre,<br />
entonces tenia 9 años. Nunca quiso admitir<br />
que había muerto, sin haber hecho el duelo,<br />
vivía sin haberle dicho adiós, creyendo que<br />
algún día regresaría. Mi intervención consistió<br />
en que confrontase este asunto inconcluso<br />
por medio de una despedida, haciendo<br />
un encuentro con el padre, en la silla vacía<br />
(Castanedo, 1983, 1987, 1997, 2002) diciéndole<br />
que ella no le iba a esperar más.<br />
Ésta es una de las modalidades que utilizo<br />
en mis intervenciones, no es hablar de la infancia<br />
sino facilitar que el paciente reviva escenas<br />
de la infancia como si éstas estuvieran<br />
pasando en el aquí y el ahora, proporcionando<br />
al paciente un aprendizaje o una<br />
experiencia diferente, que responda al mismo<br />
estímulo de diferente forma. No es posible<br />
cambiar a los otros en el pasado; en consecuencia,<br />
no se permite que la fantasía termine<br />
en una escena; sin embargo, sí es posible<br />
cambiar pretendiendo estar en el pasado,<br />
cambiando el final, decidiendo incluso<br />
estar vivo y disfrutar de la vida.<br />
Existe un parecido entre los tres grandes<br />
de la psicoterapia (Freud, Perls y Berne);<br />
cada uno de ellos fue rechazado por su<br />
grupo de colegas, Freud por la psiquiatría<br />
oficial del momento en Viena, Perls por<br />
Freud y Berne por la Sociedad Psicoanalítica<br />
de San Francisco. Los tres fundaron<br />
escuela.<br />
Los estados del Yo Padre, Adulto y Niño<br />
tienen como antecedente las investigaciones<br />
del neurocirujano canadiense Wilder<br />
Penfield (1952) con pacientes que padecí-<br />
Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 56, <strong>Año</strong> 2007<br />
an epilepsia gran mal. Penfield (citado por<br />
Berne, 1961, 1981) localizaba la zona epileptógena<br />
del paciente, le sometía a anestesia<br />
local y estimulaba el córtex cerebral<br />
(hemisferio temporal) aplicando una débil<br />
descarga eléctrica por medio de una sonda<br />
galvánica, estando el paciente consciente<br />
podía hablar. Al ser estimuladas ciertas zonas<br />
surgían recuerdos, lo que implica que<br />
el cerebro almacena recuerdos de experiencias<br />
vividas. Las memorias están retenidas<br />
en su forma natural como estados del<br />
Yo. Con la estimulación eléctrica se reproduce<br />
lo que el paciente ha oído, visto, sentido<br />
y comprendido.<br />
A veces los padres emiten, desde el estado<br />
Yo Niño, mensajes irracionales que<br />
están basados principalmente en emociones<br />
que los padres tienen del niño, como<br />
el descontento, infelicidad, rabia, que los<br />
padres tienen de su propio estado del Yo<br />
Niño, como, “Si no fuera por ti sería feliz”,<br />
que significa “Desearía que no existieses”.<br />
Si, por ejemplo, la madre siente esto primero<br />
y después se da cuenta de que no<br />
está bien tener ese tipo de pensamiento, se<br />
sentirá culpable y sobreprotegerá el niño,<br />
no le permitirá que haga nada peligroso, ni<br />
siquiera le enviará a comprar algo a la tienda,<br />
ya que tiene que cruzar la calle y teme<br />
que le pueda atropellar un auto. El mandato<br />
es “No crezcas”. Por otra parte, si el niño<br />
es el mayor de la familia, se le pedirá<br />
que cuide de los otros hermanos menores<br />
y el mandato será “No seas un niño”. Muchos<br />
otros mandatos o introyectos existen:<br />
“No disfrutes”, “Trabaja duro”, “No seas importante”,<br />
“No estés sano”, “No pienses”,<br />
“No existas”, etc. Al niño que se le introyecta<br />
“No seas un hombre”, puede acabar<br />
teniendo problemas de identidad sexual. O<br />
la madre puede decir a su hijo frecuentemente<br />
“hubiera deseado que no hubieras<br />
nacido”, lo que hará que el niño sienta que<br />
no es valioso y que mejor hubiese sido estar<br />
muerto. Ese niño cuando sea mayor y<br />
sienta que no es valioso, cuando esté deprimido<br />
puede tener ideación suicida.