1er. semestre - Año XXV - aespat
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50 Juan García Moreno<br />
1) la zona del “ego”, o del sujeto que<br />
acude a la consulta. Es la intervención<br />
más conocida tradicionalmente<br />
dentro de la clínica. Pero aquí<br />
esta intervención inmediata debe<br />
integrarse estratégicamente, ya<br />
desde el principio, dentro del esquema<br />
general de intervenciones<br />
sistemáticas;<br />
2) la zona de la “unidad familiar” o “familia<br />
nuclear” (pareja, miembros<br />
que conviven normalmente) que<br />
debe ser intervenida para cambiar<br />
el estilo familiar de actuar. Se aplican<br />
aquí la terapia de pareja y/o la<br />
terapia familiar única o múltiple<br />
(con otras familias);<br />
3) la zona de los buenos amigos,<br />
compañeros de estudio o trabajo, y<br />
parientes que tienen una mayor importancia<br />
para el paciente. Hay<br />
autores (Speck y Attneave, 1973;<br />
Attneave, 1980) que trabajan en<br />
esta zona con grupos que pueden<br />
sobrepasar los 100 componentes,<br />
en los que se hallan representantes<br />
de las zonas 4 y 5, e inclusive<br />
6;<br />
4) la zona de las personas alteradas<br />
y con las que se mantiene un contacto<br />
menos estrecho aunque periódico.<br />
En casos de sistemas muy<br />
deteriorados o disfuncionales, la intervención<br />
terapéutica puede consistir<br />
en crear un sistema psicosocial<br />
alternativo que provea al paciente<br />
de una aproximación más<br />
sana a la sociedad. Se trata de una<br />
zona de relaciones potenciales que<br />
puede ser fácilmente movilizada<br />
como apoyo social sustitutivo de<br />
otras más cercanas que fallan en<br />
un momento dado. A este tipo de<br />
Terapia se le denomina “socio-terapia”.<br />
El terapeuta no trata directamente<br />
al paciente, es el sistema<br />
construido “ex profeso” quien lo hace.<br />
Está especialmente indicada<br />
Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 56, <strong>Año</strong> 2007<br />
para pacientes que necesitan una<br />
intensa rehabilitación (psicópatas,<br />
drogadictos, esquizofrénicos, etc.);<br />
5) zona “estratégica”. Este sistema<br />
está compuesto por aquellas personas<br />
que por ocupar puestos importantes<br />
en el “contexto ecológico”<br />
del paciente (médico, abogado,<br />
funcionario, sacerdote, pariente,<br />
etc.) pueden ser idóneas para organizar<br />
un plan efectivo que cubra<br />
las necesidades del paciente cuando<br />
las circunstancias así lo demanden.<br />
De este modo, el paciente<br />
aprende a identificar (y a utilizar)<br />
los lugares en los que están localizadas<br />
las personas y las instituciones<br />
que le pueden ayudar en momentos<br />
de necesidad. El terapeuta<br />
actúa como un coordinador de sistemas;<br />
6) zona “extensa” que comprende a<br />
personas que no están a disposición<br />
inmediata del paciente y a las<br />
que se conoce por su reputación o<br />
casualmente. Estas personas sólo<br />
se pondrán a disposición del sujeto<br />
si son requeridas para satisfacer<br />
ciertas demandas y sólo cuando<br />
existan tales demandas. Es característico<br />
que sea alguien ligado al<br />
paciente quien las conozca, de tal<br />
manera que el contacto se produce<br />
a través de esa persona. Los sujetos<br />
representantes de la zona “extensa”<br />
suelen pertenecer a alguna<br />
institución social (hospitales, centros<br />
de psicoterapia, organismos<br />
especializados, etc.);<br />
Y 7) zona de “sistemas asociados”. Se<br />
trata de dotar al paciente de sistemas<br />
sociales que le brinden apoyo<br />
instrumental y social. Estos sistemas<br />
sociales son del tipo de tertulias,<br />
clubes sociales, etc., cuyas<br />
funciones no son las de un apoyo<br />
afectivo, pero que sin duda cumplen<br />
un cierto papel condicionante