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Concierto - Diverdi

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Ermione o la insania amorosa<br />

Sexta de la formidable serie de nueve opere serie de<br />

Rossini concebidas para los Teatros Reales de<br />

Nápoles, que revolucionarían las formas de la ópera<br />

italiana heredada del siglo XVIII y sentarían<br />

nuevos moldes por los que transcurriría el género<br />

hasta bien entrado el romanticismo y la irrupción<br />

de Verdi, Ermione es también la sexta de ellas<br />

en ser grabada por Opera Rara, en una serie que<br />

comenzó hace ya catorce años con Ricciardo e<br />

Zoraide y a la que aún quedan por añadir Armida,<br />

Mosè in Egitto y Maometto II. Esperemos que la<br />

finalización del apoyo que la Fundación Peter<br />

Moores ha venido brindando al benemérito sello<br />

británico no impida la culminación de un proyecto<br />

que constituye la más importante aportación<br />

de la discografía al conocimiento del legado rossiniano.<br />

Aún recuerdo el gesto admirativo con que<br />

Alberto Zedda, en un lejano almuerzo en Irízar, el<br />

entonces estupendo restaurante vasco de la calle<br />

Jovellanos, a principios de 1986 (con motivo de su<br />

presentación en La Zarzuela como director rossiniano<br />

con Cenerentola), me hablaba de Ermione<br />

como una de las más imprescindibles recuperaciones<br />

que el Rossini Opera Festival (ROF), entonces<br />

en sus primeros pasos pero ya<br />

internacionalmente prestigiado por la triunfal resurrección<br />

de Il viaggio a Reims, iba a emprender.<br />

Ermione, basada en la Andromaque de Racine, cuya<br />

trama se ha recordado aquí en varias ocasiones<br />

–muy recientemente (boletín 192) con motivo de<br />

la edición de la tragédie lyrique de Grétry–, fue<br />

olvidada desde su estreno en el San Carlo el 27 de<br />

marzo de 1819 y no repuesta hasta 1977 en la iglesia<br />

de la Annunziata de Siena, en una mediocre<br />

versión de concierto con numerosos cortes que<br />

apenas sirvió para poner de manifiesto sus innumerables<br />

novedades y bellezas. Las fuentes discrepan<br />

en el numero de funciones que se dieron en<br />

ocasión de su creación, tal es el manto de silencio<br />

y la ausencia de referencias a las mismas que se<br />

hallan en la prensa de la época e incluso en la correspondencia<br />

de su autor; las notas al disco que comentamos<br />

hablan, siguiendo a las crónicas preservadas<br />

en los Archivos estatales napolitanos, de cinco<br />

ópera 196 / octubre 2010<br />

Opera Rara presenta una magnífica versión del genial y poco frecuentado título rossiniano<br />

funciones completas y dos más sólo del primer<br />

acto; después, el silencio durante 158 años. Se trató,<br />

sin duda –y pese a un deslumbrante reparto<br />

que incluía a la Colbrán (Ermione), la contralto<br />

Pisaroni (Andrómaca), el bajo Benedetti (Fenicio)<br />

y los tenores Nozzari (Pirro), David (Oreste) y<br />

Cicimarra (Pilade), los mismos que habían estrenado<br />

Otello tres años antes en los respectivos papeles<br />

de Otelo, Rodrigo y Yago–, del más rotundo e<br />

inexplicable fracaso de Rossini en Nápoles; y sin<br />

embargo el pesarés tuvo siempre la obra en gran<br />

estima, hasta el punto de calificarla en 1854, treinta<br />

y cinco años más tarde, de “mi Guillermo Tell italiano”.<br />

Afortunadamente, y tras una segunda<br />

reposición concertante en Padua un mes después<br />

de mi conversación con Zedda, en 1987 Ermione<br />

quedaba definitivamente consagrada en Pésaro<br />

con su recuperación en la edición crítica de Philip<br />

Gossett; y esa representación fue seguida, en abril<br />

de 1988, de su estreno en La Zarzuela bajo la dirección<br />

de Zedda, con Caballé y Merritt repitiendo<br />

sus roles de Pésaro. En el programa de mano de esas<br />

funciones madrileñas tanto Gossett como Zedda<br />

ponderaban los grandes hallazgos de Rossini en la<br />

obra, dotada de una intensidad que, si hunde sus<br />

raíces en el neoclasicismo posgluckiano, y tras su<br />

obertura con la revolucionaria intervención del<br />

coro, encuentra ecos mozartianos e incluso beethovenianos<br />

(coro de los prisioneros de Fidelio) en<br />

su escena inicial a cargo de los cautivos troyanos,<br />

para seguidamente ofrecer extraordinarias muestras<br />

de canto concitato y profusamente adornado<br />

a cargo de los tres principales protagonistas –figuras<br />

mitológicas larger than life arrastradas por<br />

pasiones incontrolables que los llevan a la mutua<br />

destrucción–: dúos de Pirro con ambas rivales y su<br />

aria “Balena in man del figlio” con intervención de<br />

seis solistas y coro, cavatina de entrada de Oreste,<br />

el exquisito duetto “Amarti?” de Oreste y Ermione<br />

abriendo el grandioso finale primo, que contiene<br />

“uno de los más originales movimientos lentos de<br />

todos los finales de las obras de madurez de<br />

Rossini” (Gossett dixit). Pero, sobre todo, es la<br />

monumental (17 minutos) Grande Scena di Ermione<br />

–“el más refinado logro de Rossini en su género,<br />

cuya variedad e intensidad difícilmente pueden<br />

describirse en pocas palabras” (Gossett de nuevo)–<br />

la que centra todo el segundo acto con la intensidad<br />

de sus recitativos, con sus tres secciones<br />

lentas de cantabile separadas por intervenciones de<br />

otros personajes o el coro, que van incrementando<br />

la tensión y el desvarío de la protagonista hasta<br />

culminar –precedida por un obsesivo crescendo<br />

ya oído desde la obertura sobre el cual, en rápido<br />

diálogo, la repudiada Ermione exige a un horrorizado<br />

Oreste el asesinato de Pirro– en una cabaletta<br />

de invocación a las estrellas para que coadyuven<br />

a la venganza; al lado de ella las grandes escenas<br />

de locura del romanticismo parecerán pálidas,<br />

carentes de grandeza trágica. Y, para remate, la<br />

escena final, que encadena un nuevo recitativo de<br />

Ermione, su dúo feroz (¡tan diferente del prime-<br />

27<br />

Santiago Salaverri<br />

ro!) con el ensangrentado Oreste –que, atónito, se<br />

ve reprochar el hacer cedido a los dictados del despecho<br />

amoroso–, y la apresurada huída de los griegos,<br />

que arrastran al desesperado Oreste mientras<br />

Ermione cae sin sentido.<br />

Aunque no ha sido una obra muy frecuentada<br />

por su extrema dificultad, nuevas generaciones<br />

de cantantes se han aproximado a los grandes papeles<br />

que Ermione brinda (entre ellas Antonacci,<br />

Miricioiu y Pendatchanska en el rol titular).<br />

Recientemente Fernando Fraga comentaba en<br />

estas páginas la edición en DVD por Dynamic de<br />

su reposición en el ROF de 2008 en una nueva<br />

puesta en escena, a los 21 años de la primera. Y es<br />

ahora Opera Rara quien nos la ofrece en CD, en<br />

versión grabada en marzo de 2009 en la Henry<br />

Wood Hall londinense; y resulta interesante comparar<br />

ambas versiones –en lo estrictamente musical,<br />

claro, porque la versión ROF ofrece el plus de<br />

una satisfactoria mise en scène–, muy dignas ambas,<br />

pero a mi entender (y me encantaría coincidir en<br />

ello con mi admirado FF) superior en la nueva propuesta<br />

de Opera Rara. Y no sólo por la gran calidad<br />

de los conjuntos orquestal y coral –la excelente<br />

LPO frente a la buena Orquesta del Comunale de<br />

Bolonia, el magnífico Geoffrey Mitchell Choir<br />

frente al cumplidor Prague Chamber Choir–, sino<br />

por mayor adecuación de los protagonistas; ante<br />

todo Carmen Giannattasio, de características vocales<br />

ideales para el rol de Ermione, una verdadera<br />

soprano drammatico di agilità (Sonia Ganassi es<br />

una mezzo lírica que ha ido ensanchando, y quizá<br />

forzando, sus medios vocales de partida) con el<br />

color, la anchura vocal y el temperamento que le<br />

permiten dar la intensidad requerida a todas sus<br />

intervenciones, junto a la extensión vocal y el dominio<br />

de la coloratura exigidos por el agotador papel<br />

(bien es verdad que estamos comparando una intervención<br />

escénica en vivo y una grabación de estudio).<br />

En el más episódico papel de Andrómaca<br />

Patricia Bardon resulta en todo caso no inferior a<br />

Marianna Pizzolato. Y en cuanto a los dos tenores<br />

principales, Paul Nilon resulta un baritenore<br />

quizá no tan artista y avezado como Kunde (un<br />

poco en el límite de sus fuerzas en Pésaro) pero sí<br />

dotado de juventud y frescura vocal muy superiores,<br />

mientras el sudafricano Colin Lee, ya un habitual<br />

del sello, hace gala de un timbre más grato<br />

que el del por otra parte seguro y honesto artista<br />

Antonino Siragusa. Y, en fin, David Parry en el<br />

podio es el gran rossiniano que todos conocemos<br />

hace ya tantos años, y una vez más pone todo su<br />

entusiasmo y su sabiduría (baste leer su nota introductoria<br />

en el libreto del álbum) al servicio de tan<br />

genial creación.<br />

GIOACHINO ROSSINI (1792-1868): Ermione<br />

Carmen Giannattasio, Patricia Bardon, Paul Nilon, Colin Lee,<br />

Bülent Bezdüz, Graeme Broadbent, Rebecca Bottone,<br />

Victoria Simmonds, Loïc Félix / Geoffrey Mitchell Choir.<br />

London Philharmonic Orchestra. David Parry, director / OPE-<br />

RA RARA / Ref.: ORC 42 (2 CD) D1 x 2

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