Concierto - Diverdi
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62 di v e r di jazz & otras músicas<br />
El tiempo recobrado<br />
’Round M: Monteverdi meets jazz: Claudio Cavina, La Venexiana y Roberta Mameli se reúnen con músicos<br />
de jazz para ofrecer sensuales y audaces versiones de las músicas del cremonés<br />
1. “La voz del texto deberá ser clara, firme, de buena<br />
dicción y deberá estar bastante alejada de los instrumentos<br />
para que se entienda mejor su narración.<br />
No deberá hacer gorjeos ni trinos en otro lugar<br />
que no sea en el canto de la estrofa que comienza<br />
‘Notte’. Durante el resto se expresará de modo<br />
similar a las pasiones de la oración”. (Relativo al<br />
Combattimento di Tancredi e Clorinda)<br />
2. “Las tres partes que cantan fuera del llanto de<br />
la ninfa se han puesto por separado porque se cantan<br />
al tempo de la mano. Las otras tres partes que<br />
se compadecen con la débil voz de la ninfa se han<br />
puesto en la partitura para que sigan el llanto de<br />
la misma, el cual deberá ser cantado a tempo del<br />
afecto de ánimo, y no al de la mano”. (Respecto al<br />
Lamento della ninfa)<br />
Uno de los rasgos que identifica a las grandes<br />
obras clásicas es que hace tiempo que dejaron de<br />
pertenecer a sus autores. Y los más geniales maestros<br />
parecen conscientes de ello desde el mismo<br />
momento en que conciben sus creaciones. ¿Por<br />
qué si no se empeñaría Monteverdi en dejar instrucciones<br />
por escrito en una época en la que interpretación<br />
y composición estaban tan cercanas una<br />
de otra que casi se confundían? Conciencia de la<br />
grandeza de su arte. Voluntad de perdurar. Acaso<br />
las dos cosas. Las notas sobre el Combattimento nos<br />
hablan del deseo de refrenar los impulsos de los pioneros<br />
del belcantismo, aquellos que todo pretendían<br />
embellecerlo con sus gorjeos y sus trinos. Por<br />
eso, el compositor acota la estrofa en la que el cantante<br />
podía dar rienda suelta a su imaginación más<br />
febril y salvaguarda el resto de la obra para potenciar<br />
los efectos (los afectos) de la música sobre la palabra.<br />
La instrucción para poner voz a la ninfa incide<br />
en la misma cuestión capital de la relación entre<br />
música y palabra. Monteverdi dispone que las secciones<br />
primera y tercera del madrigal se canten<br />
“al tempo de la mano”, esto es, según el compás<br />
marcado en la partitura, pero la ninfa debe lamentarse<br />
atendiendo al “afecto del ánimo”, es decir,<br />
dejando que sean los versos del poema y las emociones<br />
que en la solista éstos susciten los que mar-<br />
quen el ritmo de su interpretación.<br />
Claro que la improvisación<br />
es tan vieja como la<br />
música, pero esta mención<br />
expresa a la libertad del cantante<br />
para potenciar el efecto<br />
dramático de la palabra resulta<br />
de una modernidad extraordinaria.<br />
Y es justamente a partir<br />
de aquí, a partir de esta sugerente<br />
idea y del propio Lamento<br />
della ninfa, que nace este disco<br />
incendiario. En su registro integral<br />
del Libro VIII, Claudio<br />
Cavina había jugado ya con el<br />
swing que encierra potencialmente<br />
esta pieza milagrosa,<br />
auténtico haiku operístico. Pero<br />
ahora va un punto más allá al<br />
hacer explícita esa moderna<br />
libertad que describía<br />
Monteverdi y que late en buena<br />
parte de la música de su<br />
tiempo (y de más tarde: ¿no<br />
escribió acaso Pier Francesco<br />
Tosi en sus Opiniones sobre los<br />
cantores antiguos y modernos de<br />
1723 que “quien no sabe robar<br />
el tiempo cuando canta, no<br />
sabe componer ni acompañarse,<br />
y queda desprovisto del<br />
mejor gusto y de la mayor inteligencia”?).<br />
Lo hace explícito<br />
uniendo a los instrumentos antiguos de La<br />
Venexiana los timbres atrevidos de los saxofones,<br />
el acordeón, el contrabajo y la batería.<br />
Ni una nota escrita por Monteverdi (ni por<br />
Sances, Merula –su excitantemente mórbida<br />
Canzonetta spirituale– o Fontei, que completan el<br />
CD) deja de cantar la ardiente soprano Roberta<br />
Mameli en sus interpretaciones, aunque bien que<br />
se complace en robar el tiempo de lo escrito, mientras<br />
sus compañeros lo comentan en voz baja (esos<br />
contrapuntos del saxo en Si dolc’è il tormento), insinuando<br />
nuevas melodías, añadiendo motivos al<br />
bajo, reforzando los ostinati y dándose en general<br />
a las más extrañas y sugerentes mezclas de timbres<br />
y de ritmos... Claudio Cavina se suma así a la<br />
experimentación con unos presupuestos que ya<br />
habían transitado otros colegas antes que él (pueden<br />
recordarse los trabajos recientes de<br />
L’Arpeggiata o de Rolf Lislevand), aunque aquí se<br />
llegue más lejos que en ningún otro sitio (la batería<br />
jazzística, que marca tanto tímbrica como rítmicamente<br />
la propuesta, es una novedad). Al final,<br />
como cerrando el círculo de su audacia, el director<br />
italiano vuelve a mostrarnos a la ninfa, pero<br />
ahora transfigurada por obra del moderno compositor<br />
milanés Antonio Eros Negri, que no es mala<br />
forma de alargar la escucha y seguir así robando<br />
tiempo al tiempo.<br />
Pablo J. Vayón<br />
“Claudio Cavina se<br />
suma a la<br />
experimentación con<br />
unos presupuestos que<br />
ya habían transitado<br />
otros colegas antes<br />
que él, aunque aquí se<br />
llegue más lejos que<br />
en ningún otro sitio.”<br />
’ROUND M: Monteverdi meets Jazz (madrigales y arias de<br />
Monteverdi, Sances, Merula, Fontei y Negri en arreglos de<br />
jazz)<br />
Roberta Mameli, soprano. Emanuele Cisi, saxos tenor y<br />
soprano. Fausto Beccalossi, acordeón. Alberto Lo Gatto, contrabajo.<br />
Donato Stolfi, batería. La Venexiana. Claudio Cavina,<br />
director / GLOSSA / Ref.: GCD P30917 (1 CD) D2<br />
La Venexiana