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VI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclos A, B y C - Autores Catolicos

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HAGIOGRAFÍA<br />

El purgatorio como situación amorosa <strong>del</strong> Señor<br />

Para asentar el Purgatorio hay que partir de tres<br />

realidades.<br />

“De la inmortalidad <strong>del</strong> alma de la cual no duda ninguna<br />

persona sensata, de la justicia y de la bondad de Dios.<br />

Partiendo sólo de estos datos ya se desprende el<br />

Purgatorio como una necesidad. Puesto que Dios en su<br />

justicia no deja ningún pecado sin castigo, pero en su<br />

bondad, tras la conversión y el arrepentimiento <strong>del</strong><br />

pecador, no castiga ninguna falta con la condenación,<br />

se deduce que el castigo tendrá que ser “temporal” (es<br />

decir limitado)” (Moro). Si el hombre muere antes de<br />

que el castigo haya sido ejecutado, sin que, por lo<br />

tanto, la justicia y el amor hayan sido reparados<br />

plenamente, esa penitencia tendrá lugar en la vida<br />

después de la muerte. “hasta un niño podría deducir de<br />

ello: el castigo incumplido, el “debe” que queda en el<br />

momento de la muerte, se ha de cumplir. Considerando la<br />

majestad infinita de quien ha sido ofendido, el castigo<br />

necesariamente tendría que ser grave y severo. Algunos<br />

quizá se remitan a la bondad infinita de Dios y<br />

aseguren que con la conversión <strong>del</strong> pecador no sólo<br />

están perdonados todos los pecados, sino también<br />

remitidos todos los castigos...,que el sufrimiento de<br />

Cristo, llevado por nosotros, sustituye a todos<br />

nuestros castigos y penitencias. Desde este punto de<br />

vista no tiene razón de ser el Purgatorio y no existe<br />

lugar donde penar por nuestras faltas. Quienes esto<br />

afirman pensando alabar así la misericordia de Dios, no<br />

sólo lo hacen a costa de su justicia, sino también<br />

dañan a la idea soberana que tenemos que hacernos de su<br />

bondad”. (Péter Berglar: Tomás Moro, Palabra, p. 243-<br />

4).<br />

HISTORIA<br />

Los mejicanos insultan llamando “malos hombres” a los<br />

españoles.<br />

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