VI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclos A, B y C - Autores Catolicos
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TEOLOGÍA BIBLICA<br />
Teorema.-Seamos “hambrientos” © y “leprosos” (B) de/ante “la plenitud” (A).<br />
Seny.-“En un viaje a un país donde nunca ha primado la libertad ni el libre<br />
comercio, Buffett, reflexiona que, de haber nacido ahí, él mismo nunca habría<br />
podido salir de la extrema pobreza que le rodearía”. (Espinosa, Robles,<br />
Rotellar en LA GACETA EL 7-11-010). Se trata <strong>del</strong> hombre más rico <strong>del</strong> mundo.<br />
La solución divina caducidad de nuestra condición<br />
creatural.<br />
“La idea de vanidad y caducidad, frecuente en<br />
Qohélet, aparece aquí y allá en los escritos<br />
neotestamentarios, particularmente, en las cartas de<br />
san Pablo, cuando afirma que la creación ha sido<br />
sometida a la caducidad, aunque alimente la esperanza<br />
de ser liberada de la esclavitud de la corrupción para<br />
entrar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios<br />
(Rm 8, 21), o, cuando afirma que, gracias al diseño de<br />
Dios realizado en el “nuevo Adán”, toda la creación ha<br />
sido llamada a la incorruptibilidad (1 Co 15, 45-50)”.<br />
“La teología de Qohélet ha sido clarificada por la<br />
plenitud de la revelación “porque en Él fueron creadas<br />
todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las<br />
visibles y las invisibles, los Tronos, las<br />
Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue<br />
creado por Él y para Él, Él existe con anterioridad a<br />
todo, y todo tiene en Él su consistencia (…) pues Dios<br />
tuvo a bien hacer residir en Él toda la Plenitud, y<br />
reconciliar por Él y para Él todas las cosas,<br />
pacificando, mediante la sangre de su Cruz, lo que hay<br />
en la tierra y en los cielos” (Col 1, 16-20; cf. 1 Co<br />
8, 6). En Cristo el misterio <strong>del</strong> hombre y de la<br />
creación encuentra su respuesta definitiva, y el hombre<br />
alcanza a comprender el verdadero significado de la<br />
realidad en la que vive: dicha realidad, ordenada<br />
rectamente según el diseño divino, convierte al hombre<br />
en “rico ante Dios”, (Lc 12, 21). Por este motivo<br />
exclama el Apóstol: “ya comáis, ya bebáis o hagáis<br />
cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios”.<br />
(1 Co, 10, 31). Y en otro lugar: “Así que, no se gloríe<br />
nadie en los hombres, pues todo es vuestro: ya sea<br />
Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el<br />
presente, el futuro, todo es vuestro; y vosotros de<br />
Cristo y Cristo de Dios” (1 Co 3,21-23). (Miguel Ángel<br />
Tábet: Introducción al Antiguo Testamento, III, 6).<br />
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