VI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclos A, B y C - Autores Catolicos
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servido únicamente para acrecentar. Su fino rostro en<br />
el cual parecían estar sonriendo juntamente una<br />
muchacha de veintidós años y un ángel, su etéreo<br />
encanto y la magia de sus palabras, en la que la<br />
inteligencia mundana de un ser humano iba unida a la<br />
experiencia sobrenatural de un alma que ha<br />
experimentado la muerte, eran las <strong>del</strong>icias de todos los<br />
visitantes. Había en todo esto un elemento excitante<br />
que hacía <strong>del</strong> locutorio <strong>del</strong> convento un lugar de cita<br />
de la vida social de Ávila con Teresa como centro”.<br />
“Pero la belleza de la mujer iba a pagar su tributo.<br />
Quien gusta a los demás siente el placer de agradar. Al<br />
principio Teresa se había encaminado al locutorio con<br />
una espíritu de piadosa sumisión pero poco después<br />
permanecía allí porque le resultaba difícil resistir al<br />
placer de ser admirada. En el locutorio era una<br />
servidora <strong>del</strong> mundo, no sólo en cumplimiento de su voto<br />
de obediencia, sino también en obsequio de su propio<br />
gusto. Y justamente entonces el mundo con todas sus<br />
realidades, manifestaciones y experiencias, presentaba<br />
el más agudo contraste con lo que era revelado a Teresa<br />
en la soledad de la celda. Nunca hasta entonces el arte<br />
de la conversación se había referido tan exclusivamente<br />
a las cosas <strong>del</strong> mundo, ni había sido determinado hasta<br />
tal gusto por la confusión y el desvanecimiento de los<br />
fenómenos terrenales. Apenas transcurría un día sin<br />
acontecimientos sorprendentes. La gente vivía en<br />
tensión constante y el ritmo de sus charlas se<br />
acompasaba a sus propias vidas. En determinado instante<br />
la noticia <strong>del</strong> descubrimiento de una nueva ley cósmica<br />
llenaba el entendimiento de sorprendente admiración; un<br />
minuto después era la nueva de que un buque con un<br />
cargamento de oro había llegado a Sevilla, lo que<br />
excitaba las imaginaciones. De aquí a poco las gentes<br />
eran comovidas por un nuevo poema místico que trataba<br />
de la pasión de Cristo; e inmediatamente después su<br />
interés era suscitado por una naranja que un visitante<br />
había llevado consigo mostrándola en el locutorio como<br />
un <strong>del</strong>icada curiosidad. Un minuto antes estos hombres y<br />
mujeres habían escuchado con aliento contenido el fallo<br />
más reciente de la Inquisición y ahora concentraban su<br />
embobado interés en la habladuría más reciente de la<br />
ciudad. Relatos referentes a aventuras en tierras<br />
lejanas, el renovado problema <strong>del</strong> amor platónico y la<br />
primera salida de un alegre gracioso en alguna nueva<br />
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