VI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclos A, B y C - Autores Catolicos
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HAGIOGRAFÍA<br />
2.-Agustín en fluctuante levedad.<br />
Teorema.-Seamos “habrientos” © y “leprosos” (B) de/ante “la plenitud” (A).<br />
Seny.-La milicia ante las ofensas, agravios, ultrajes.<br />
“El volumen de fuerzas exige una cantidad de mandos subalternos muy<br />
preparados pues además de dominar las múltiples técnicas han de saber tratar<br />
y mandar a sus bases subordinadas, que tendrán el nivel que permitan los<br />
sistemas de selección y las pagas, evolucionando sobre el terreno en espacios<br />
abiertos y cerrados, con numerosa población civil a la que se ve, se oye, se<br />
toca y se siente”. Por los ultrajes o sevicias las padecen personas. Y<br />
mientras no baste agua bendita para que cesen, hay que hacer lo preciso. (La<br />
Gaceta 2-11-010).<br />
La enfermedad, la vida insulsa, el ánimo<br />
fluctuante, y el alma descentrada, son precisamente lo<br />
que Dios pretende colmar. El caso de Agustín no es<br />
distinto al caso de todos.<br />
“Estaba cansado de devorar el tiempo y ser devorado<br />
por él”; con estas breves palabras, tan densas y<br />
fuertes, puede reunirse toda la crisis interior por la<br />
que va a atravesar Agustín. No dispersarse en multitud<br />
de cosas vanas, no dejarse llevar con los minutos que<br />
pasan, sino recogerse, escaparse de la dispersión, para<br />
asentarse en lo incorruptible y lo eterno; romper las<br />
cadenas de la antigua esclavitud que continúan<br />
atenazándolo a fin de dar libre curso a su libertad, a<br />
su pensamiento y a su amor; esa es, en resumen, la<br />
salvación a la que aspira. Si no es todavía la<br />
salvación cristiana, está en el camino que conduce a<br />
ella”.<br />
“Recuérdese el estado de ánimo en que se encontraba<br />
Agustín a su llegada a Milán. Era escéptico, con ese<br />
escepticismo que considera inútil toda especulación<br />
sobre el fondo de las cosas y para quien la ciencia no<br />
es sino una aproximación a la verdad. Vagamente deísta,<br />
sólo veía en Jesucristo un hombre sabio entre los<br />
sabios. Creían en Dios y en su providencia: lo cual<br />
hace que, aun siendo racionalista por tendencia,<br />
admitiera la intervención divina en las cosas humanas:<br />
el milagro. Es éste un punto importante que lo<br />
distingue de los modernos”. (Louis Bertrand: San<br />
Agustín, c. 5).<br />
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